CAMAGÜEY.- Hace poco la amiga María Izquierdo me dijo, con bastante disgusto, que ella está de acuerdo con que el pueblo ha de enfrentar a quienes adulteraran precios y se aprovechan de las dificultades que tenemos, pero que quien debe emprender acciones son las autoridades, sin dejar solo en manos de la población esa lucha. Así me dijo antes de relatarme uno de los tantos incidentes que se están produciendo sin que aparezca una autoridad en el entorno.

Precisamente sobre la actual angustia diaria con precios y violaciones a las regulaciones (abordados no pocas veces por la prensa), trató esta semana el programa Señales de mi comarca, que Radio Camagüey transmite cada miércoles desde las nueve de la mañana y donde coinciden población y periodistas con funcionarios del gobierno para tratar temas de actualidad.

Entre los casos puntuales y cotidianos allí abordados estuvieron la reiterada burla al precio del pasaje en los coches y de los camiones en rutas de carretera, la falta de listado de productos en las carnicerías, placitas y vendutas, el deterioro del buen servicio y el maltrato que sube de tono ante el reclamo de los clientes. En este oscuro contexto, una de las principales quejas de la población gira en torno a la ausencia de inspectores a la hora de la verdad.

Reflexionemos: el enfrentamiento que se necesita no puede dejarse en manos de Juan Criollo, quien no es en realidad el causante de este problema, que fue generado por años y años de desorganización comercial e indolencia social.

Es necesaria la acción enérgica de las autoridades sin aplicar paños tibios que solo conducen a la burla de la ley. Hasta ahora ha sucedido así, precisamente por la condescendencia con quienes no fueron, no son ni serán condescendientes y sí oportunistas.

Las reiteradas llamadas a la emisora, como la correspondencia que llega a la redacción de este diario, coinciden en la igual preocupación ante un tema que no pareciera tener fin si todos a una no acometemos con energía a la madeja donde nos hemos enredado.