Fotos :Cortesía Wargames CubaFotos :Cortesía Wargames CubaCAMAGÜEY- Arnold Paradela Prieto es un tipo raro, o al menos así se define él mismo y los que lo conocen. Le gusta el rock, los videojuegos, el cine y la literatura fantástica y de ciencia ficción, sobretodo los géneros distópicos y de cyberpunk. Confiesa ser fan de Star Wars, El señor de los anillos, y las actuaciones de Jim Carrey, pero su mayor pasión son los juegos de miniaturas.

Cada sábado, Arnold y un grupo de amigos tan “raros” como él, viajan al ciberespacio, a planetas lejanos, a la Edad Media, a tierras apocalípticas, exploran mazmorras, buscan tesoros, combaten contra ejércitos de monstruos o hasta derrotan a malvados brujos.

Adelante.cu dialogó con ellos, los miembros del club Wargames Cuba, sobre esta comunidad, única de su tipo en el país, que propone el trabajo en equipo, inculca valores y fomenta entretenimiento a través de tableros, dados y pequeñas figuras.

Durante sus encuentros semanales, suelen enfocarse en tres géneros: wargames (con miniaturas), mazmorreo (incluye mapas) y rol (más abierto a la imaginación).

La mayor atracción recala en Warhammer 400000 (WH40K), un juego de estrategia que mezcla elementos de la ciencia ficción y la fantasía heroica, creado por la empresa multinacional británica Games Workshop, productora de juegos de mesa, y que se especializa en la edición de wargames.

Arnold se adentró en este hobby a través del videojuego Dawn of War. “Me gustó mucho por su contenido e investigué sobre su trasfondo extenso. A partir de ahí me interesé por los juegos de mesa, conseguí miniaturas y decidí crear un club con el fin de compartir toda esta temática”, relata el líder y fundador del proyecto.

La idea se materializó en julio de 2019, tras ser invitado a las jornadas ArteCómic, donde expuso figuras, videos y libros sobre WH40K, y enseñó a jugar. “Allí realicé un torneo que tuvo mucha aceptación, varios de los participantes se unieron al club, y todavía se mantienen”.

  Exposición de miniaturas de Warhammer 40000 Exposición de miniaturas de Warhammer 40000

 En ese grupo se encontraba Christian Periú Rodríguez (Raiso, en la comunidad), sin ninguna experiencia en la materia. “Me atrajeron las miniaturas, había escuchado hablar de ese tipo de juegos antes, pero no sabía con exactitud cómo funcionaban. Aprendí y fui el ganador del torneo”, recuerda.

“Nunca había visto algo así. Me llamó mucho la atención, pues soy un amante de la fantasía y los juegos de mesa”, comenta Christian Pena Rojas (Nurgle), otro de los que se sumó en aquel evento.

A raíz de la popularidad generada por el torneo, los muchachos coordinaron un local en la Galería República 289, para realizar peñas cada sábado. Espacio que se mantuvo hasta la llegada de la pandemia de COVID-19.

“No nos detuvimos, y adoptamos la iniciativa de utilizar la plataforma Vassal, que emula juegos de mesa, para conectarnos y jugar en línea. Creamos un grupo de Whatsapp para debatir y organizar partidas, y cuando mejoró la situación sanitaria trasladamos los encuentros a mi casa, donde comenzamos a involucrarnos en otros juegos de rol y mazmorreo como Calabozos y dragones, HeroQuest, o La llamada de Cthulhu”, señala Paradela.

  Miniaturas pintadas por los miembros de Wargames Cuba. Miniaturas pintadas por los miembros de Wargames Cuba.

DESBLOQUEAR SABERES

Si bien los nuevos integrantes del club sentían una gran atracción por las miniaturas y tableros, sus incursiones en juegos de mesa se limitaban a parchís, ajedrez o dominó. Por eso Arnold, quien fue maestro y conserva los deseos de enseñar y transmitir conocimientos, se dedicó a impartir clases de inglés (la mayoría de materiales aparecen en este idioma), explicar con exactitud las reglas, y a actuar de juez durante las partidas.

“El nivel de contenido era mucho, imposible de aprender en un día, así que vi tutoriales en Youtube, y practiqué en casa utilizando cartones”, cuenta Eddy González Hernández.

Liusbel Afón Gonález (Dante) confiesa que le costó bastante dominarlo todo: “Los demás memorizaban rápido y yo tenía que leer dos o tres veces más, incluso me pasaba la noche leyendo para poder aprender las reglas”.

Precisamente, uno de los objetivos de Arnold era utilizar los juegos como medio de enseñanza para inculcar valores, desarrollar habilidades manuales y lingüísticas, e inducir a la lectura.

Arnold impartiendo una clase durante una peña.Arnold impartiendo una clase durante una peña.

“Estos juegos son muy meticulosos y con ellos se aprenden muchas cosas: reglas avanzadas, cálculos matemáticos para la medición de distancias, estadísticas, hasta el lenguaje. Lo considero entretenido e instructivo”, comenta Nurgle.

“Desarrollan la mente, pues debes pensar estrategias, contar posibilidades con tiradas de dados, investigar, contrarrestar las tácticas del oponente”, subraya Eddy, quien además agradece la posibilidad de participar en el proceso de creación: “Diseñar la miniatura que tú quieres le da un poco de tu alma al personaje, pues decides su trasfondo o el arma que utilizará, y te acerca más al juego”.

“Pintarla no es complicado, cualquiera que le dedique algo de tiempo lo puede aprender”,explica. “Es divertido y crea un vínculo especial con el hobby, porque si tú confeccionas el personaje a tu gusto, con una historia propia y además lo pintas, terminas queriendo a la miniatura como si fuera parte de tu cuerpo”, asegura.

Eddy pintando una miniaturaEddy pintando una miniatura

“La libertad de crear tus personajes e incluirlos en juegos de rol y de mesa es una característica muy interesante porque te impulsa a ser creativo”, refiere Nurgle.

Arnold coincide en que “El pintor intenta darle su toque personal que lo identifique. Muchas miniaturas diseñadas aquí se han impreso en 3D. También agregamos rocas, construcciones, ruinas en la escenografía, para propiciar ambiente en el mapa”.

 Por otro lado, Dante le debe al club una pasión por los libros: “Quería conocer las historias de cada personaje y me puse a leerlas. De ahí desarrollé un gusto por la lectura, y actualmente leo de todo”, reconoce.

  Miniaturas pintadas por los miembros de Wargames Cuba. Miniaturas pintadas por los miembros de Wargames Cuba.

CAMPAÑA EN FAMILIA

Raiso siempre buscó un sitio donde encajar, y en los diferentes grupos “normales” donde lo intentó, nunca sintió la afinidad que hoy tiene con los chicos del club. “Me ha cambiado la vida. Aquí encontré unos excelentes amigos, con los que puedo compartir sobre las rarezas que me apasionan”, asegura el joven.

También recuerda con cariño cómo celebró sus 15 años de vida: “No quise provocar un gasto económico innecesario a mis padres con una fiesta, pues nuestra familia es humilde, así que preferí pasar el rato con mis amigos. Jugamos varias horas Warhammer y escuchamos música. Fue un día verdaderamente especial”.

“Algo bueno que tienen los wargames es que sin importar la cantidad de recursos que tengas, siempre necesitarás alguien más para jugar, de ahí la importancia de crear un grupo que se reúna sistemáticamente. Nuestras reuniones de los sábados son sagradas, de una forma u otra nos las arreglamos para asistir la mayoría”, agrega.

 Los chicos en una de sus habituales reuniones de sábado, jugando HeroQuest.Los chicos en una de sus habituales reuniones de sábado, jugando HeroQuest.

Estos muchachos han logrado formar un vínculo fuerte a través de sus similitudes, y el lazo que los une cada vez parece afiansarse más.

Nurgle afirma sentirse en familia: “Todos nos llevamos muy bien, el compañerismo es supremo y compartimos lo que tenemos. Es lo mejor que me ha pasado en los últimos años. Me gusta mucho pertenecer al club y participar en las actividades, son mis amigos más cercanos y la primera agrupación en la que me he sentido incluido”, confiesa.

“Nunca nos limitamos si nos falta material. Adaptamos un sistema de juego propio en el que las cosas fluyen con mayor sentido y coherencia. Tratamos de buscar siempre un equilibrio para que nadie se frustre, aprendemos y nos divertimos juntos.”, señala Arnold.

Para Dante significa una forma de socializar: “Antes solía pasarme los fines de semana aburrido en casa, esto me ayuda a salir y entretenerme”.

Mientras que a Eddy le provoca nostalgia la llegada de nuevos integrantes al grupo. “Los que ya llevamos un tiempo acá nos divertimos mucho cuando entra alguien con ganas de aprender y de jugar, nos contagia esa alegría y recuerda nuestros inicios. Con rapidez se vuelven parte de la familia porque este es el sitio ideal para el que le guste este tipo de entretenimiento”, afirma.

 

EXPANSIÓN DE TABLERO

Si bien a lo largo de la isla es prácticamente desconocida la existencia de esta comunidad, los chicos de Wargames Cuba son queridos y respetados en varias partes del mundo.

“Al iniciarme en el hobby, tuve que unirme a distintos grupos de Facebook sobre la temática, para conocer más sobre el trasfondo de WH40K. Allí busqué asesoramiento de personas con mayor dominio del juego, y todas se asombraban al saber que yo era cubano, pues no somos un país con cultura de esto”, relata Arnold. “Hice amigos de otras naciones y surgió una excelente relación con diferentes clubes de México, España y Venezuela, que hemos enfrentado en partidas amistosas en línea, nos ayudaron muchísimo desde nuestro inicios con tutoriales y envíos de miniaturas”, añade.

También se relacionan con agrupaciones de Estados Unidos, Singapur, Chile e Inglaterra.

 “En nuestro canal de Youtube empezamos a subir vídeos de lo que hacíamos acá, para dar a conocer nuestra comunidad. El club llamó la atención de muchos youtubers internacionales que nos realizaron entrevistas, interesados en cómo se vive el hobby desde Cuba”, explica.

“A los extranjeros les impacta cuando ven nuestras creaciones de papel maché o cartón, porque mientras ellos se preocupan de que a la nueva caja de miniaturas actualizada le subieron el precio, o que las compras que hicieron por Internet llegaron con retraso a sus casas, nosotros acá aprovechamos cualquier cosa con tal de jugar, incluso las inventamos”, puntualiza Raiso.

 Demostración de un combate utilizando escenografía confeccionada por los muchachos del club.Demostración de un combate utilizando escenografía confeccionada por los muchachos del club.

Dante sostiene que aquí son muy extraños los wargames. “Muchos lo ven como un juego para niños y suelen rechazarlo”, alude.

“Esto es una cultura en cualquier parte del planeta, pero en Cuba es bastante raro, y practicarlo es complejo porque lleva muchísimo trabajo y un gasto de recursos que a veces no tenemos”, comenta Arnold.

La comunidad cubana se concentra en Camagüey, pero los chicos conocen del interés por el hobby en otros territorios. “Cuando el proyecto comenzó a tomar fuerza y obtuvimos material como para movernos y llevar el juego a otras provincias, llegó la pandemia y nos frenó. Ahora queremos retomar esa idea, tenemos invitaciones en Santiago, Holguín y La Habana”, explica el líder agramontino.

Conseguir un lugar fijo donde realizar las peñas es la tarea inmediata que se han propuesto, para que los encuentros gocen de una mayor organización, pues posibilitaría que más personas conocieran lo que hacen.

De momento, el raro de Arnold junto a sus singulares hermanos de hobby, continuarán con sus emocionantes aventuras en diferentes universos, a la vez que se divierten, aprenden, y fortalecen el sentimiento de unidad que los define.

“El que quiera unirse es bienvenido, pero sabrá de antemano que no llega a un sitio normal. Conozco muchos grupos con gustos exóticos, y me atrevo a decir que nosotros somos raros entre los raros”, sentencia Arnold.

 Miniaturas pintadas por los miembros de Wargames Cuba. Miniaturas pintadas por los miembros de Wargames Cuba.