“Podemos tener un presente y un futuro mejor, y es posible”, así aseguró el Presidente cubano y pareciera —luego de tres años donde vivimos crisis sanitaria, económica, energética, migratoria y un agravamiento de las extraterritoriales medidas del gobierno de Estados Unidos— un poco de utopía; pero, qué es Cuba sino la isla de las utopías.
Nos viene de Céspedes, que no esperó el día acordado, ni las condiciones ideales, para tocar las campanas que nos siguen compulsando la convicción de poner la Patria por encima de todo.
Lo testimoniamos estos años en los que, cuando lo único seguro de la COVID-19 era que mataba, nuestros médicos fueron a curar a Italia en medio de la incertidumbre, y nuestros científicos se aferraron a la necedad de formular una vacuna segura y propia y nos salvaron con tres que andan en los hombros de los cubanos y de los amigos que no podían pagar la vida.
Lo reafirmamos ahora que la tierra se abrió bajo Turquía y Siria, y nuestra gente anda alistando equipaje e insumos, gente e insumos que no nos sobran pero que, como solo sabemos los que alguna vez hemos necesitado ayuda, allá es donde más faltan hacen.
Por eso hay entrenadores cubanos moldeando las glorias deportivas que estaban escondidas en Latinoamérica; maestros enseñando por el mundo con el manual, con el principio que mejor nos identifica: “Yo sí puedo”; constructores edificando… anda Cuba multiplicándose, convirtiendo los imposibles en verdades.
Entonces, ¿puede Cuba ser mejor? Puede, con la fuerza de todos, con el trabajo diario, con el hacer indetenible, con el ejemplo de edificar desde y hacia adentro una versión más inclusiva, ordenada, próspera del país que hemos heredado de nuestros abuelos y que continuamos soñando con nuestros padres.
En ese empeño, mucho corresponde a la Asamblea Nacional y a las estructuras del Poder Popular que ella conduce como órgano supremo del poder del Estado, que representa a todo el pueblo y expresa su voluntad soberana.
El Parlamento discute y aprueba no solo las leyes sino también los objetivos generales y metas a corto, mediano y largo plazos, en función del desarrollo económico y social; fiscaliza la labor de los órganos del Estado, y compulsa a la participación popular pues sus diputados mantienen estrecho vínculo con los electores, les explican las políticas del Estado, atienden planteamientos, sugerencias y críticas sin que esta condición entrañe privilegios personales ni beneficios económicos. En ese período no cesan su vínculo laboral y perciben la misma remuneración de su centro de trabajo.
¡Buenos días, #Cuba🇨🇺!
— Asamblea Nacional Cuba (@AsambleaCuba) February 6, 2023
➡️Del 6️⃣ de febrero al 2️⃣4️⃣ de marzo: Recorrido e intercambio de candidatos a diputados a la Asamblea Nacional del #PoderPopular con la población en comunidades, colectivos laborales y estudiantiles de los municipios por donde son nominados#MejorEsPosibe pic.twitter.com/TZE3zi1Kjg
El pasado domingo desde las asambleas municipales del Poder Popular, a través de los delegados de circunscripción, elegimos los candidatos a diputados por los que votaremos el próximo 26 de marzo, solo una muestra de la democracia que nos enorgullece, porque nace del barrio el más importante órgano de la nación, diverso como ella y representativo de su riqueza, de sus problemas y sus potencialidades.
Utópica, irreverente, esperanzadora se ha empeñado en ser siempre Cuba, la nación que se cimienta en su pueblo, el que la abraza y la impulsa, el que la quiere mejor y la sabe posible.