CAMAGÜEY.- Argentina vivió un domingo que ahora se tornó inusual. Las expectativas de la posible continuidad de Mauricio Macri tenía a millones sin pegar un ojo. Pero no solo en ese país se mantuvieron los desvelos hasta el conteo final de votos.
Entonces vino Atilio Borón a mi rescate. Cuando apenas la distancia entre Alberto Fernández y el presidente actual, era de seis o siete puntos, el conocido politólogo aclaró, vía TeleSurTv, que con más del 45 por ciento, ya podía declararse mandatario, si su rival no lo igualaba o, en el peor de los casos, se iba delante.
Cuando lo dijo, la brecha favorecía al de Frente de Todos con un margen superior a lo que consigna la ley electoral, creo que los suspiros de alivio inundaron a quienes deseaban que la nación sudamericana abandonara esos derroteros que la tenían sumida en un abismo perenne.
Las noticias que circularon desde ese país tras la asunción de Macri son desesperantes. Axel Kicillof (48 años) elegido abrumadoramente como gobernador de la provincia de Buenos Aires, trajo a su discurso dominical algunas cifras que hablan de cuán arbitrarias y neoliberales fueron las medidas implementadas por un gobierno que se despide oficialmente el próximo 10 de diciembre.
Quedan asignaturas bien fuertes para la nueva dirección de la Argentina. Alberto Fernández (tiene 60 años), y Cristina Fernández, clamaron porque la unidad fuera la fórmula que juntara a todos, pues la herencia dejada atrás exigirá asumir una nueva estrategia que pueda enfrentar desde los nexos ahora existentes con el FMI que tiene afectado poco más del 90 por ciento del PIB.
La ventana se ha abierto. Nuevas brisas regirán desde el inminente último mes del año, y es gratificante revisar las redes sociales y apreciar cuán contentos están los argentinos con este cambio radical de su sistema de gobernanza.
#Argentina?? eligió al candidato por el Frente de Todos,@alferdez
— teleSUR TV (@teleSURtv) 28 de octubre de 2019
, como el presidente del país
Pero, recibe una nación con una profunda crisis económica luego de la fatal gestión del exmandatario Mauricio Macri
¿Cuáles son los retos que enfrentará???https://t.co/81kMzAlFXA pic.twitter.com/1V2TyN2WNP
Pero la asunción de los FF, no ha despertado mucho entusiasmo, cosa esperada, claro, de países como Brasil, cuyo presidente, el derechista Jair Bolsonaro fue sincero, contrario al sátrapa Sebastián Piñera, y dijo que no reconocería al Frente de Todos. Su par chileno llegó a decir que seguramente trabajarían de conjunto en el futuro.
No sé si lo dijo por desconocimiento, o por ironía, pero dudo que con la sangre corriendo por las calles chilenas la nueva magistratura gaucha acepte “trabajar de conjunto” con un presidente que lanzó las tristemente célebres jaurías de carabineros para encontrar o regresar al "oasis" chileno.
México, Venezuela, Cuba, y Bolivia, entre otros, ya enviaron las felicitaciones, y es indudable que el actual contexto político regional gana una pieza estabilizadora más, cuando Estados Unidos arrecia sus medidas extraterritoriales contra naciones de sistemas sociales de izquierda.
Algunos atizan mediáticamente para impugnar la transparencia de las elecciones bolivianas, sin embargo, callan cínicamente cuando en las calles de Santiago la muerte es el resultado de la feroz represión de policias y militares, y ahí entra Luis Almagro, quien mira hacia otro lado o se hace el sordo ante los reclamos de una postura más meridiana de la OEA.
Pero Chile no es Venezuela, incluso, Argentina, a cuyo electo presidente aún no le ha hecho llegar su reconocimiento, mientras se ha deshecho en elogios con Juan Guaidó, el subalterno de los yanquis y títere de la derecha, de la que paga para convertirlo en alternativa para los venezolanos.
Argentina, aun cuando los FF no tuvieron igual ventaja que en las elecciones primarias, lograron subvertir la propaganda macrista, que tras los saldos en esa instancia se desbocaron en montar medidas de corte popular para frenar el avance de la fuerza opositora de izquierda. Sin embargo, la caída fue inevitable, y 48 meses de puro retroceso fueron frenados.
Ideología
— Jorge Alemán (@JorgeAleman1951) 28 de octubre de 2019
Se ha ganado y es importantísimo.
Sin embargo que un aparato depredador de la Nación haya obtenido un 40%da cuenta de la presencia de un "macizo ideológico",cristalizado e inerte , al que no le produce... https://t.co/fog3O5Fj3x
Ni Cristina ni Alberto lograrán milagros con solo chasquear dedos. La profunda crisis dejada por Macri costará grandes cuotas de sacrificio, las mismas que tuvo que sortear Néstor Kirchner, y cuya imagen fue traída a la actualidad con los cánticos populares en este pasado domingo de festejos.
La polaridad está sobre la mesa en Argentina, no obstante, el mapa político electoral los favorece, aun cuando en ciudades como Córdoba predominó el voto por un Macri que llegó a decir “nunca imaginé que iba a terminar como líder de la oposición”.
Los equipos de transición se arman. Cristina alertó que sería inadmisible que en esta coyuntura el Gobierno no tomara las medidas pertinentes para evitar cualquier colapso económico, y evitar así que continuara la fuga de capitales.
La elegida vicepresidenta fue pieza clave en la armazón que trajo a la palestra pública al kirchnerismo, pues fue la que solicitó a Alberto Fernández armar esta fuerza política, en momentos en que Argentina no tenía una pieza clave para solidificar una fuerza alternativa lo suficientemente sólida en la plataforma nacional.
Nada fácil serán los próximos años, pero tendrá Alberto una aliada con experiencia y carisma como Cristina. A ambos les toca refundar un país, golpeado sin mesura por el neoliberalismo que lo ha dejado exhausto.