Periódico de la provincia cubana de Camagüey
El pueblo de Argentina se dio un autogolpe con la elección de Javier Milei como presidente de la República, consideró Andrés Manuel López Obrador.
Avances y retrocesos a nivel político e institucional registró en 2019 Latinoamérica, donde si las elecciones en Argentina constituyeron una esperanza para las fuerzas progresistas; el golpe de Estado en Bolivia significó el regreso a los años de las dictaduras.
Cuando en aquella despedida a Cristina Fernández en la Plaza de Mayo los argentinos le decían “vamos a volver”, me costaba trabajo entenderlo, no comprendía por qué habían votado así, se habían dejado llevar por las habladurías de Macri, el humito y el cambio.
Con casi el 85,69 por ciento escrutado, el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, se impone en primera vuelta con el 47,65 por ciento de los votos. Detrás queda Mauricio Macri con el 40,88 por ciento, según la Cámara Nacional Electoral.
Parece que por alguna vía le llegó a Jair Bolsonaro, el presidente brasileño, el refrán que dice: “Cuando veas las bardas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo”, porque no de otra manera puede explicarse su airada reacción ante el triunfo del binomio Alberto y Cristina Fernández en las elecciones primarias celebradas la pasada semana en Argentina.
La mayoría de los especialistas coinciden en que el lanzamiento de la precandidatura de Cristina Fernández a las elecciones presidenciales del próximo mes de octubre en Argentina, causó un fuerte impacto en la opinión pública de ese país.
La ventana se ha abierto en el Cono Sur. Nuevas brisas regirán desde el inminente último mes del año, y es gratificante revisar las redes sociales y apreciar cuán contentos están los argentinos con este cambio radical de su sistema de gobernanza.