CAMAGÜEY.-A estas alturas de la vida y el deporte, deberíamos saber que perder es más común que ganar. A aprender a valorar las esencias de un revés nos negamos por naturaleza y no solemos perdonarnos cuando le vemos la cara a la derrota. Tres camagüeyanos debutaron en Juegos Olímpicos en la capital japonesa con fracasos en sus aspiraciones, pero con otros denominadores comunes: juventud, calidad y valor.

La primera en salir a escena fue la triplista Davisleydi Velazco, la misma que ha superado una decena de lesiones y la COVID-19 en este cierre de ciclo. Con 21 años la chica salió desenvuelta a “buscarse la comida” en una prueba que tenía campeona de antemano, la maravilla venezolana Yulimar Rojas. No obstante, el desenfado no le alcanzó a la nuestra para pasar de la etapa clasifi catoria, donde solo pudo marcar 14.14 metros.

Su objetivo, como había declarado a Adelante.cu antes de llegar a la tierra del sol naciente, era igualar los 14.34 metros que logró el 21 de marzo en el estadio Panamericano de La Habana para conseguir el boleto olímpico. Aunque a decir verdad, esa medición no le hubiese servido para mucho en una lid de alto nivel que terminó con la coronación de Rojas con récord mundial de 15.67 metros.

Mas para Davi los dos fouls que sellaron su actuación en el estadio olímpico son una mancha en su conciencia, menuda vergüenza tiene quien no reconoce en sí a la guerrera que ya había ganado al llegar a los juegos de la pandemia.

Foto: Tomada de ACNFoto: Tomada de ACN

El boxeador Dainier Peró, con la misma edad de Velazco, se enroló en la categoría de los superpesados, una de las que más madurez y experiencia requieren. Tras dominar 5-0 en su primera pelea al colombiano Carlos Salcedo, a quien también le había ganado en la final de los Juegos Panamericanos de Lima 2019, le tocó otro viejo conocido de la cita continental, el estadounidense Richard Cortez Jr.

El combate se presagiaba cerrado desde el anuncio, pues en su duelo anterior el norteamericano puso dos golpes fuertes en la cara del cubano que obligaron al árbitro a aplicar conteos de protección.Según Peró, “me sentía preparado para volver a ganarle, teníamos un plan para contrarrestar su calidad. En la pelea iba cumpliendo lo planificado y estaba sacando la mejor parte, incluso en el último round amplié un poquito la ventaja; luego me falló el físico. Él nunca dejó de tirar, pero sinceramente pensé que había sacado diferencia suficiente para ganar. Estoy muy triste y espero que me sirva de algo esta derrota”, declaró a la prensa nacional minutos después.

Sus disculpas a los aficionados que esperaban más de él marcaron su primera decepción, esa que le cargará el cuerpo en lo adelante cuando busque revancha consigo mismo.

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Laura Herín ni siquiera estaba en los planes para asistir a la reunión tokiota. Problemas de salud de la primera figura de los 53 kilogramos de la lucha libre femenina en Cuba obligaron al colectivo técnico a apostar por la actual campeona panamericana juvenil.

Después del sorteo parecía que la visita a los colchones del Makuhari Messe Hall iba a ser un trámite de un combate totalmente desbalanceado a favor de la estelar china Quianyu Pang, pero Laura se plantó bonito y solo admitió dos puntos en contra para pizarra de 0-2. Como era de esperar, la asiática avanzó a la final dándole la oportunidad del repechaje, si es que se le puede llamar oportunidad a un pleito ante la campeona mundial Jacarra Winchester, de los Estados Unidos.

Otra vez vaticinios de desastre para la floridana, que de nuevo los echó por tierra con fuerza y coraje. Todo el tiempo el marcador cerrado 0-3 a favor de la favorita, que en el último segundo marcó otras dos unidades y luego hizo un gesto reconociendo la combatividad de Herín. Vaya “bateadora emergente” para unas olimpiadas, vaya futuro el de esta despeinada niña de 20 años.

Así fueron los estrenos de las tres piezas olímpicas más nuevas de la maquinaria deportiva agramontina, esa que ha conseguido una medalla de oro y otra de plata. Por chicos y chicas como Davisleydi, Dainier y Laura vale la pena sufrir una derrota.