CAMAGÜEY.- He hablado mucho de mis dos libros y he dicho poco del tercero que también considero mío, aunque la presencia allí sea modesta en comparación con la hermosa colección de artículos y ensayos precedentes. El compilador Luis Álvarez Álvarez me encargó el último segmento: un tejido con muchas voces.

Anduve muy bien guiada por dos profesores entrañables: Luis, a quien siempre agradeceré por abrirme paso en espacios de la intelectualidad y la academia camagüeyanas; y Olga García Yero que tenía adelantada una selección de expresiones de las figuras históricas relacionadas.

Gestioné la opinión con el ir y venir de correos, llamadas y declaraciones en eventos. Encontré la complicidad entre conocidos y desconocidos, dentro y fuera de Cuba. Así surgió la polifonía titulada “Voces confluyentes”, localizada a partir de la página 407 de Cuando la luz del mundo crece. Sesquicentenario de la Asamblea de Guáimaro (1869-2019).

Los involucrados estábamos ansiosos por la terminación. Casi todo era un obstáculo. Un libro de más de 500 páginas. Crisis de papel. Pero la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, titular de Ediciones El Lugareño, logró el acompañamiento necesario para llegar a la imprenta Federico Engels.

Su conclusión parecía secreto de Estado, de ahí la alegría al descubrir por imágenes televisivas de una sesión parlamentaria en el Palacio de Convenciones que los diputados recibieron el libro el 10 de abril del 2019, justo el día del aniversario 150 de la Asamblea de Guáimaro. Eso lo contamos en la primera plana del semanario Adelante del día 13.

Por azar estuve en la primera presentación oficial en la sala Villena de la Uneac, por tanto, nuestro periódico reportó desde La Habana. Fue recomendado por Abel Prieto. Aquella tarde el prologuista Eusebio Leal destacó el abordaje de la fuente del constitucionalismo en Cuba, porque “cumple con el propósito de los historiadores del siglo XIX, que ponían los testimonios para la búsqueda de la verdad”.

En efecto, aquí encontramos un ensayo de un experto, el abogado camagüeyano Carlos Manuel Villabella quien desde su aporte al debate actual nos convence de insistir en la urgencia de transformar los comportamientos ciudadanos para que la Constitución cubana del 2019 despliegue totalmente sus alas.

Fino como un coral es este libro de la Colección Esencias de Ediciones El Lugareño, que debemos agradecer por los siglos de los siglos a un gestor literario indiscutible, a Luis Álvarez. No todos los intelectuales de prestigio piensan en proyectos colectivos ni logran involucrar a homólogos de varias provincias dispuestos a aportar enfoques novedosos en los ámbitos histórico, jurídico y cultural delante de algo que parecía agotado desde la investigación.

Al inicio del volumen está el precioso El 10 de abril de José Martí, el único texto que publicó en dos ocasiones en el periódico Patria. Además contiene la Constitución de 1869 y su relación con el concepto de república en Martí.

También el libro esclarece confusiones alrededor de la figura de Ana Betancourt. Cuenta de la resonancia de los hechos en la prensa angloparlante y en la española de la época. Enfoca la representación de la Asamblea y la Constitución desde las artes plásticas y la música.

Ahora sí comparto mis palabras introductorias y la relación de autores. Gracias, también, a los lectores que alargan la vida a Cuando la luz del mundo crece… y que nos mantienen sobre el camino del debate en Cuba por la cultura ética, cívica y jurídica.

VOCES CONFLUYENTES

Guáimaro sigue siendo el terreno donde gravita el ser nacional, con sus impulsos y angustias, con sus orgullos y esperanzas. Recientemente ha palpitado con intensidad debido a las resonancias de la reforma constitucional que rescataron esta ciudad camagüeyana y su historia de escuetas notas de clase al situar su mayor herencia mambisa en la convincente y necesaria aula problémica que ha sido el pueblo de Cuba durante el último año.

Los hechos de abril de 1869 marcaron la entrada definitiva al ámbito de lo simbólico nacional de ese punto de la geografía del Camagüey donde la brújula de la nación, a la vuelta de ciento cincuenta años, sintoniza las coordenadas y ya encuentra como realidad perfectible sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad.

¿Cuánto sabemos y cuánto hemos olvidado? ¿Qué lecturas requieren de nuevas interpretaciones? ¿Cuáles aristas urge enfocar? ¿A quiénes falta por integrar al estudio de esa huella de nuestras rebeldías? Siento que hay una fuente inagotable en ese destello del siglo XIX cubano que hemos de comprender con justeza también desde sus desgarraduras.

Guáimaro tiene magnetismo. Con su Asamblea y su Constitución no resultó un patrimonio exclusivo de historiadores. Este libro lo evidencia en la confluencia de voces que accedieron a compartir los hallazgos de profesión y los afectos de arraigo.

Este capítulo del presente libro es doblemente especial como diálogo colectivo. De las breves evocaciones aquí reunidas brota el alma de los sucesos de abril de 1869 con las ideas de patriotas y pensadores de tiempos diferentes y también con las visiones de amigos y de vecinos del Camagüey actual. Como entrañable conversación, el contrapunto aquí trazado nos muestra los matices de las pasiones patrióticas desde la razón y viceversa.

“Voces confluyentes”, por tanto, refuerza los puentes entre el pasado, el presente y el futuro de la Isla para que nada obstruya el tránsito de un pueblo que mantiene la misma dirección, acaso la única que ha encontrado válida como proyecto con dignidad humana. En Guáimaro empezamos a forjar la clave de nuestra democracia: la conciencia con que erigimos los verdaderos consensos.

Manuel Sanguily

Fernando Figueredo

Vidal Morales y Morales

Emilio Roig de Leuchsenring

Jorge Ibarra

Horacio Díaz Pendás

Fernando Crespo Baró

Adolfo Silva Silva

Annerys FernándezMendoza

Alejandro Sebastián Hartman Matos

Yahily Hernández Porto

Evelin Queipo Balbuena

Mely Del Rosario González

Carlos Alberto Suárez Arcos

Ernesto J. Agüero García

Victor Hugo Perez Gallo

Jorge Santos Caballero

Daicar Saladrigas González