CAMAGÜEY.- No se trata del popular ballet que muchas veces interpretó nuestra Alicia; tampoco de la excelente novela policíaca de Daniel Chavarría, aunque la de Raquel bien daría para una historia basada en hechos reales.

Ella no vive en la ciudad de Camagüey, vino de uno de sus municipios cercanos. Tras recorrer el comercio con sus dos hijos, se percata de que el Coppelia está abierto. Decide invitarlos; por la pandemia hace mucho que no salen, y a sus niños les encanta el helado. Casi sin cola entró, se asombró, porque no es normal que sea tan fácil cuando hay ofertas, pero nada comparado con el susto que se llevó al ver que en lugar de boleadores y tinas había cucharones, espumaderas, espaguettis, completas de comida...

Esta historia tiene sus antecedentes en el Decreto No. 28: Del modelo de gestión estatal de la unidad gastronómica de subordinación local, publicado en la Gaceta Oficial ordinaria número 1 de 2021, que como parte del perfeccionamiento del Comercio Interior da facultades a las unidades para gestionarse con autonomía comercial, económica y financiera, cubrir sus gastos con sus ingresos, generar utilidades, así como las subordina a la empresa a la que está integrada.

Según el propio Decreto, dicha Unidad Empresarial de Base responde por los inventarios de mercancías para la venta, insumos, útiles y activos fijos tangibles que compra; cumple con los aportes al presupuesto del Estado y reserva recursos para su desarrollo y beneficio; gestiona sus finanzas y aporta a la empresa para financiar los gastos de la oficina central y las obligaciones pendientes de liquidar por esta; realiza pagos en efectivo a personas naturales y formas de gestión no estatal; es materialmente responsable por los daños y perjuicios que ocasione a terceros; hace uso de bienes que son propiedad de sus trabajadores, los que se ponen a disposición de la unidad en calidad de arrendamiento o comodato, mediante la suscripción de los contratos correspondientes.

Entre las facultades que tienen que asumir con mayor responsabilidad está formar precios y tarifas minoristas de los productos y servicios que comercializa, según la oferta y la demanda, sin subsidios, y garantizar que cubran los costos, gastos y obligaciones tributarias que correspondan; garantizar el pago de salario a sus trabajadores y la distribución de las utilidades, de conformidad con la legislación vigente; así como llevar la contabilidad a partir de las Normas Cubanas de Información Financiera.

 

Al respecto, Ismel Barrios González, jefe del departamento de dirección, organización y perfeccionamiento del Grupo Empresarial de Comercio Interior (GECI) en Camagüey, explicó a Adelante que seleccionaron unidades emblemáticas para convertirlas en UEB, bajo el principio de que operen similar a los privados. “Y aunque tienen la facultad de establecer precios, tratamos de proteger los dirigidos a sectores sensibles de la población”.

Según la proyección del GECI,se formarán 46 unidades de este tipo, de las que ya funcionan 22. Todas las propuestas son aprobadas por el Ministerio de Comercio Interior y los administradores, ahora directores, son sometidos a un examen riguroso que incluye legislaciones y la parte práctica de la actividad que van a dirigir.

LA (IN)COMPLETA DE COPPELIA

¿Vender comida donde se debe ofertar helado? ¿Un Coppelia devenido restaurante? ¿No hay helado en Camagüey? Con estas preguntas, que pudieran ser las que se hace cualquier persona, llegamos a la UEB Unidad Gastronómica Complejo Coppelia.

Ha sido un año de incumplimientos de la Empresa Láctea, señaló Ramón Lin Yero, director de la Unidad, de enero a mayo dejaron de entrar más de 13 000 tinas de helado normal y más de 1 500 de especial, lo que se valora, a precio de venta, en más de tres millones de pesos, sumando ambas modalidades, que no se recaudaron. De junio a octubre la situación empeoró y el déficit de ingresos se valora en 20 millones de pesos, pues la industria dejó de entregar más de 60 000 tinas de helado normal y más de 10 000 de especial. En total, en lo que va de año, se han dejado de vender unos 24 millones de pesos solo por concepto de helados.

Lin Yero acotó que se vieron obligados a buscar variantes como la venta de comidas para pagar a los trabajadores. Hasta allí, económicamente está justificado, pero teniendo otras áreas que pudieran utilizar para la venta de comida, hacerlo en las canchas diseñadas para el helado atenta contra lo que simboliza el Coppelia camagüeyano. Argumentan que la pizzería ubicada en el segundo piso no cumple los requerimientos sanitarios impuestos por la COVID-19; sin embargo, en esa misma planta hay espacios con ventanas al exterior, y también en la barra lateral se expendía otro tipo de alimentos, sobre todo los calificados como rápidos.

Respecto al precio, el directivo apuntó que fijaron por ahora cinco pesos, multiplicándose más de cinco veces el precio que tenía antes de enero de 2021, “cuando el productor suba los precios, nosotros lo haremos también. Aun así vendemos el más barato de Cuba”, enfatizó. No se trata de compararse con otras provincias o entidades; incomprensible sería que Camagüey no tuviera el helado de menor precio del país, siendo una provincia eminentemente lechera.

EL PRODUCTOR QUE NO CUMPLE

Luego de un muestreo por una semana, en la que ya la fábrica Coppelia funcionaba con regularidad aunque sin alcanzar sus niveles máximos, entraron poco más de 700 tinas, aproximadamente lo que debiera ingresar en un solo día para satisfacer el servicio de la instalación, ubicada entre las calles Independencia y Maceo.

Según Liana Morales Pérez, especialista en procesos tecnológicos de la empresa láctea camagüeyana, la baja producción se debe a la falta en el país del estabilizador, una materia prima fundamental que se importa y ha tenido mucha inestabilidad este año. “Además, con el poco helado que se ha logrado, hemos tenido que ser magos para cumplir también con el encargo social, sobre todo para Salud y Educación.

“Tenemos miniplantas en otros territorios con los que compartimos la poca materia prima que entra. Otra dificultad es que ha disminuido el acopio, producto de la sequía, y las prioridades son la leche de los niños y el yogur. Los equipos dela fábrica tienen un alto grado de envejecimiento, que incide también en la inestabilidad de sus obtenciones”.

Tras casi un año de ordenamiento monetario, Lácteos Camagüey se lo ha sentido en sus finanzas, hoy están en números rojos y el helado deviene una muestra. El precio fijado para su venta genera unos 100 pesos de pérdidas por cada caja que sale de la fábrica. En tales condiciones no motiva incrementar producciones, menos buscar alternativas, porque cada peso perdido se lo sienten directamente los trabajadores en su bolsillo. Asuntos que tras diez años pensando el proceso todavía andan sueltas.

Adelante conoció también que la Empresa tiene un solo carro refrigerado que se utiliza fundamentalmente para grandes distancias, como llevar producciones a otras provincias. Ello imposibilita traer helado de las miniplantas de otros municipios y causa que este llegue a veces derretido al punto de comercialización.

A pesar de tantas dificultades objetivas, el desenlace no puede ser prescindir del gustado producto, tampoco vender completas de comida. Podría negociarse con productores artesanales, y aunque más caro, por lo menos tener una oferta para quien quiera darse el gusto. Al productor estatal le toca encontrar una solución para cumplir los compromisos pactados en los contratos.

Coppelia tiene que significar para nuestros niños, además de una famosa obra de ballet, el lugar donde tomar helado bueno y con variedad de sabores, incluso de noche, para que entonces sí esté completo y no de completas un lugar de tanto simbolismo para el Camagüey.

 

 

 Incluso en meses en los que no entró ni una tina de helado a Coppelia, en páginas de redes sociales como Revolico permaneció en oferta este producto, tan simbólico como demandado para los camagüeyanos.Incluso en meses en los que no entró ni una tina de helado a Coppelia, en páginas de redes sociales como Revolico permaneció en oferta este producto, tan simbólico como demandado para los camagüeyanos.