CAMAGÜEY.- Plaza Maceo, un día de estos, 11:00 a.m. En las aceras y en el parque inmediato, grupos dispersos de personas esperan. El Mercado, tienda de la cadena Caribe recibe nuevos clientes. Quienes hacen la cola más inmediata entran uno a uno por la puerta encristalada, y con igual orden salen los que acaban de comprar.

Omar Castro, trabajador del transporte, es abordado por el periodista apenas viene con su jaba. “Me parece bien, me dieron el día y la hora de la compra, y ya ve. ¡El tiempo que hubiera tenido que pasar en una cola de las que hemos padecido!”.

“Tenía turno para las diez, pero vine a las ocho y media, por si acaso —apunta Inés Zamora Almeida, del sector de la Salud—, una no sabe cuándo las cosas se van a acabar”.

“Es bueno, pero esto hay que organizarlo mejor. Fíjese cómo hay personas y veo lentitud en el despacho. Debería tenerse en cuenta a los ancianos que están aquí ”, opina Leandro Ríos, un trabajador por cuenta propia en la construcción.

Pero hay gente que difiere en el corrillo. Qué no, que el tiempo que se pasa en las colas ahora es menos; que la distribución debe ser más frecuente; que resulta lo mejor aunque se demoró en llegar; que ahora sí se pensó en todos; que por qué no se hace igual con el aseo personal; que alcanzaremos parejo lo que hay. Y al final la coletilla colectiva: “Los coleros están en candela”.

CIFRAS POR LA EQUIDAD

“Hasta el día 14 la nueva política de ventas en el municipio de Camagüey ha permitido ofertar productos alimenticios y beneficiar a 82 589 familias, de forma ordenada, con la ayuda de los consejos populares, circunscripciones y Comités de Defensa de la Revolución (CDR)”, expone Martha Pérez Álvarez, coordinadora del programa de alimentos del Gobierno en la localidad.

“Ha sido posible porque se realizó un censo que abarca más de 120 000 viviendas. Hay optimismo con las medidas y la organización, aunque debemos reconocer que se han presentado algunas quejas que estamos rectificando. No siempre el levantamiento ha sido correcto, a veces hay quienes no están en la ciudad u olvidaron la fecha. Esto tiene muchas variantes.

“Debemos insistir en que la distribución se hace por vivienda, y no por los integrantes que aparecen en las libretas de abastecimiento. Hasta ahora, hemos concluido el trabajo en 75 circunscripciones, faltan 85, o sea, que ya compró el 46,8 % de los censados en el territorio”.

Con el apoyo de los suministradores, las cadenas de tiendas Cimex y Caribe, este resultó un trabajo arduo desde su concepción, que sumó a empresarios y funcionarios del Gobierno para planificar y estudiar cada día la marcha de la tarea, la disponibilidad de recursos, las áreas y unidades a distribuir, y posteriormente coordinar con presidentes de consejos populares y CDR, delegados y coordinadores de zonas para el aviso del día de la compra.

La información especifica establecimientos, fechas y horarios para evitar aglomeraciones. Una de las incidencias observadas es que las personas, aun cuando se les anuncia la hora, van en otra, pensando que el producto no va a alcanzar, a pesar de que se ha explicado que está garantizado el total de los renglones incluidos

Sin dudas, existe un criterio general muy favorable. Quedan insatisfacciones en sitios donde se agotó determinada oferta; en algunas personas que no recibieron toda la información, o no las incluyeron en el censo porque no poseen libreta o casa propia, aunque vivan y se cocinen separado. También hemos conocido de lugares donde no se escalonaron las distintas cuadras de las zonas de los CDR y citaron a demasiados compradores a la vez, lo cual no ayuda al distanciamiento, otro importante objetivo.

Además, debe insistirse en que se vende en cada momento según las existencias reales con que cuentan Cimex y Caribe.

Los pronósticos dicen que la rotación no rebasará los dos meses, así que la experiencia ha servido para diseñar nuevos ciclos según la disponibilidad de productos. Esa propuesta, según la funcionaria Pérez Álvarez, ya se aprobó con un estudio para la distribución organizada.

“La iniciativa ha sido muy positiva y se ha creado un entendimiento, tanto entre los suministradores como en la población. Siempre pensamos en los más vulnerables, por eso nombramos activistas, vecinos de las cuadras, gente que ayude a los que no tienen las posibilidades de acudir a las tiendas por problemas de salud o de edad. Este es un ejemplo de la política social de nuestro país, la que tiene en cuenta a todos, a la familia cubana, a los trabajadores y, por supuesto, que nuestro Gobierno ha emprendido como parte del enfrentamiento a las actividades delictivas contra quienes pretenden explotar y lucrar con las necesidades del pueblo trabajador. A esa tarea salimos a combatir con entusiasmo y amplio apoyo popular”.