CAMAGÜEY.- Un guajirito de Amancio pasaba un curso de maestro en la Facultad Obrera Campesina en Santa Cruz del Sur, cuando apareció Raúl Ferrer, el autor de Romance de la niña mala, y en ese preciso instante cambió el rumbo de su vida. Silverio Martí Soto recuerda al poeta y pedagogo en funciones de Ministro de Educación. Buscaba alumnos para una escuela destinada a formar trabajadores de la radiodifusión nacional. Corría 1967 y él clasificó entre los elegidos.
“La radio era un mundo desconocido para mí. Estaba en el boom porque prácticamente no había televisión, transmitía poco. Al decirnos a nosotros, los del monte, que podíamos ser locutores, el bichito se nos metió. En La Habana estuvimos tres años”, cuenta el devenido artista del sonido mientras enseña su carné de estudiante y una foto en un campo de papas del famoso Cordón habanero.
El plan de estudio en La Habana incluía el apoyo a labores productivas, en este caso, de recogida de papas.
─¿Cuántas cosas pasaron en la capital?
─Muchas. Debíamos ir a todas las emisoras y hasta asumimos papeles secundarios en programas de la televisión vestidos como soldados. Todo se hacía en vivo, no había recursos para grabar. Unos se especializaron como locutores, otros como camarógrafos. Camagüey necesitaba operadores de audio. Fui monitor de mi especialidad, hice mi turno en Radio Marianao, incluso querían que me quedara, pero la familia me llamaba.
Al regresar a Camagüey, Francisco Rivero dirigía Radio Cadena Agramonte. Lo envió a Amancio con otros compañeros para fundar Radio Maboa. La inauguración ocurrió el 5 de abril de 1970. Silverio conserva una fotografía de aquel momento, en que están los intelectuales y líderes revolucionarios Haydée Santamaría y Armando Hart.
“Estábamos inmersos en la zafra del '70, yo era el operador de las reuniones de Hart. Diariamente iba con el equipo chino a grabarle o a transmitir directo lo que decía. En Radio Maboa tenía mi turno de seis horas por la noche, pero por la mañana hacía trabajo voluntario de verdad, en los cañaverales. Claro, había juventud; ya tengo 69 años”, aduce.
─¿Cuándo retorna a Cadena Agramonte?
─En el '76, porque lo mío era venir para acá. Ahí empieza mi historia como realizador de sonido. Cadena Agramonte tenía problemas tecnológicos, hasta la donación de equipamiento a través del CAME. Tuve mis programas fijos, por ejemplo, Miscelánea desde 1977 que cogió tremendo auge porque incluí un sistema para apoyar con el intro musical al locutor y cuando este terminaba entraba la letra de la canción. Yo medía todas las cintas. Entonces, trabajar con cinta era ser un artista de verdad.
Carné de estudiante de audio, como se nombraba en aquella época.─Tener entusiasmo con algo no basta, porque se requiere el talento específico. ¿Qué no debe faltarle a un artista del sonido?
─Mucho empeño, conocimientos teóricos de la radiodifusión, de las consolas, y sobre todo, de nuestro patrimonio sonoro, porque la radio es un 80 por ciento de música. Hay que saber de formación de agrupaciones, de autores, de ritmos y géneros. Claro, operar es importante, tener presente la modulación, mantener la voz natural del locutor, saber ecualizar la música, darle presencia en las distintas frecuencias: las altas, las bajas, las medias altas y las medias bajas.
Con el pretexto de la entrevista, ha vuelto a su cabina para conversar, porque allí está su ambiente y la base de su experticia. Desde los '80 es miembro del consejo artístico del sistema provincial de radio y de la comisión nacional de evaluación. Recientemente examinó profesionales de Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey.
“A Cadena Agramonte llegué como operador de audio, pero en el año '80 la radiodifusión nacional orientó la realización de un tesis según tu especialidad. La hice sobre micrófono, obtuve 100 puntos y quedé en primer nivel. Cada micrófono tiene sus dictámenes técnicos. Todos no son direccionales, los hay solo para cabina de audio. Los Shure de la emisora son buenos, pero son los únicos que tiene”, explica.
─A veces la carencia de tecnología lleva al conformismo y afecta el resultado. Si le pedimos una calificación al sonido que circula en general, ¿cuál daría?
─Pésimo. En la televisión se nota fuera de plano el sonido de las balitas. Escuchas en el Noticiero Nacional distorsión, es penoso decirlo. La radio y la televisión han perdido. Siempre hay fallos, aunque el problema de los ruidos no depende de un realizador de sonido o de una transmisión, sino de la línea telefónica o del transmisor de Radio Cuba. Hay inconvenientes por el camino, distorsiones, señales imprevistas.
Las dificultades no deseadas, por las razones que sean, remontan a Silverio a un tiempo anterior, de cuando disponían de transporte para recorrer la provincia para las evaluaciones sistemáticas, o de las transmisiones hechas desde las escuelas al campo en Sola.
“El sonido de Camagüey siempre ha sido en el corazón del pueblo. Cadena Agramonte sembró raíces. La gente estaba confiada en sus voces. Además, la emisora tenía la mejor programación de Cuba, variada de verdad, con todos los géneros, musicales, informativos, revistas... Ahora son bloques musicales. Estamos copiando a Radio Rebelde, con sus programas de cuatro horas”, señala.
Haydée Santamaría y Armando Hart en la apertura de Radio Maboa, en Amancio, territorio que pertenecía a la antigua provincia de Camagüey.─Se dice que las instituciones se parecen a sus directores, ¿lo confirma?
─Disfruté mucho Cadena Agramonte cuando estaba Josefa Bracero. Llegaba directo a los estudios, a ver los problemas y resolverlos. Andaba con un walkie-talkie y apenas pasaba algo se comunicaba con el máster. Con ella había que andar fino. Era muy exigente, muy de la radio. Una vez me tocaba el turno de 7:00 p.m. a 1:00 a.m. Me orientó un programa para el festival. Eran las 8:00 a.m. y todavía estábamos en los 15 minutos dedicados al Teatro Bolshói. Cuando llegué a la casa la mamá de Lizneydi no me creyó.
─¿A quiénes más recuerda con cariño y respeto?
─Francisco Rivero fue muy respetado, escuchaba las opiniones de los trabajadores. Había un elenco de locutores, tanto en el dramático como en las cabinas: Carlos Mario Crespo, Rafael López Álvarez, Homero de Dios, Nino Moncada, Servando Yánez, identificaban sus espacios. Entre los realizadores, Enzo Pérez Felipe, buen grabador de novelas, estrella en conocimientos de música, fan de la Orquesta Aragón; y Francisco Canela, un histórico en la radio.
Momento de solaz a su hija Lizneydi y compañeros de Cadena Agramonte junto a sus familiares.
─¿Cualquier sonido que pase por el filtro de la radio es patrimonial?
─No, cualquiera no. Son patrimonio las voces de los locutores, las entrevistas a personas que dedicaron su vida al medio, la música y los spots hechos a la emisora; además de los discursos de los dirigentes de la Revolución que han sido preservados.
Silverio Habla orgulloso de su hija, Lizneydi Martí Cordero, realizadora audiovisual. Luego busca en la mochila sus trofeos: el Micrófono de la Radio recibido en los '80, la Distinción Artista de Mérito y la otorgado por Cadena Agramonte a propósito del aniversario 60.
Los trofeos de un profesional del sonido.
“Aun de jubilado me siguen convocando para las concentraciones. Trabajé en las transmisiones del Primero de Mayo, desde el Gobierno Provincial. Cadena Agramonte se oye bastante a pesar del déficit de radios. Hoy la juventud está para el celular y otras cosas, porque ha ido avanzando la tecnología. El medio sí tiene la primicia, trata de informarte primero. Ya no la oigo. Veo más televisión, sigo Rusia Today y uso el celular.
─¿Y no busca la emisora por audio real en internet?
─No, no tengo internet para eso. La señal llega mal adonde vivo, en el reparto La Esperanza. Noto además, dificultades en los géneros periodísticos. Un entrevistado no lleva música, un comentario de un locutor tampoco. No se usan los recursos de la radio, o se maltratan.
─Para hablar con sus códigos, si yo le pido que se me defina, ¿en qué frecuencia usted se sitúa?
─La frecuencia mía es alta. Tengo habilitación de director de programas pero nunca lo ejercí. Me especialicé en propaganda, algo difícil porque debes saber con qué apoyas cada mensaje. La especialidad del realizador del sonido es muy linda. Todo el que tenga la posibilidad de pasar un curso que lo haga. Aquí la dirección de la radio lo va a apoyar porque saben bien que junto a los locutores somos el corazón de la emisora.