CAMAGÜEY.- Cuando amaneció el pasado 14 de septiembre en la isla japonesa de Okinawa, el mundo despertó con la noticia de que, por primera vez en mucho tiempo, el brazo cubano más dominante en suelo nipón no era de origen pinareño ni tenía el apellido Moinelo o Martínez. En la ceremonia de premiaciones del Campeonato Mundial Juvenil de Béisbol, un camagüeyano hacía historia y era galardonado como el lanzador con mejor promedio de carreras limpias del torneo.
Edenis Gilberto Cruz, con solo 18 años, subió al podio de los elegidos tras una actuación que desafió todas las expectativas y puso su nombre entre los más prometedores del pitcheo juvenil internacional. En 16 entradas completas, el derecho agramontino no permitió una sola carrera, tolerando apenas seis hits en cuatro salidas impecables, frente a equipos de alto calibre como Italia, Corea del Sur, Alemania y China.
Lo suyo no fue una racha de suerte, sino una demostración de temple, confianza en sí mismo y capacidad de adaptación frente a rivales con estilos de juego completamente distintos.
En un torneo donde cada lanzador se mide con lo mejor del mundo a su edad, colgar un promedio de carreras limpias de 0.00 es una rareza estadística.
Pero lograrlo en cuatro salidas, enfrentando a tres continentes y asumiendo roles distintos (abridor, relevista intermedio y cerrador) lo eleva a una dimensión mayor.
Frente a Italia, lanzó con dominio absoluto para anotarse su primera victoria, momento que recuerda como el más especial por la importancia de dicho éxito ante el objetivo de clasificar a la Súper Ronda.
Luego, en la derrota antillana contra Corea del Sur, cuando ya estaba el resultado definitorio de 3-0, Edenis salió del bullpen con la calma de un veterano y apagó los bates asiáticos. Ante Alemania, volvió a salir del banco para preservar una ventaja mínima de 4-3 y firmar el salvamento. Su última aparición fue otra joya: cinco entradas ante China para sellar la segunda victoria personal.
El pitcheo juvenil en estos campeonatos suele estar dominado por potencias como Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y México, cuyas academias producen prospectos que ya coquetean con las miradas de scouts profesionales. Que Edenis se impusiera por encima de todos ellos da una idea clara del tamaño de su hazaña.
Para el béisbol cubano, ávido de nuevos referentes en el montículo, el nombre de Edenis Cruz llega como una bocanada de esperanza. Camagüey, tierra de lanzadores históricos como Teófilo Pérez, Omar Luis Martínez o Vicyohandri Odelín, vuelve a parir un brazo que promete grandes capítulos si sigue este rumbo. Por ahora, su gesta en Okinawa ya tiene un lugar reservado en la historia reciente del béisbol nacional.