CAMAGÜEY.- Producir, sigue siendo una palabra clave, para las industrias alimentarias en la provincia. Y trazar estrategias para mantener ese propósito, pese a las problemáticas ligadas a los déficit en la generación eléctrica, validan cualquier apuesta por el reimpulso de la economía.

No hay de otra, porque las soluciones definitivas transitan por una inyección financiera que, a los “ojos” actuales, no viene en camino.

No obstante, todas las puertas no están cerradas, pues como elemento positivo, existe una probada capacidad de resiliencia en el sector, mostrada en infinidad de ocasiones anteriores.

La variabilidad de los escenarios ha sido, y es, una constante permanente. Hace unos pocos meses, el desplazamiento del trabajo hacia altas horas de la noche, incluso, madrugadas, se había convertido en el método más recurrido.

Pero el endurecimiento en cuanto a la disponibilidad energética tornó inviable esa opción, al menos, eventualmente.

Raúl Ramírez, director de la Empresa Cárnica, y coordinador del Ministro para las empresas de la Industria Alimentaria (MINAL) en Camagüey, llamó a redoblar esfuerzos en función de mantener vitalidad dentro de un sector con una gran implicación, tanto en la canasta familiar normada, como en el consumo social.

Esta es una esfera cuyas fábricas, en muchos casos, son altas consumidoras de electricidad, cuestión que exige un estudio de factibilidad, el llevar a “punta de lápiz” sus gastos, pues es un imperativo usar racionalmente lo que tenemos.

Se estudian mecanismos para asegurarle energía a las instituciones más comprometidas con la cesta básica popular, pero es un contexto bien difícil.

La situación se torna compleja para aquellas empresas con ciclos de trabajo que, tecnológicamente, necesitan de aseguramiento eléctrico por varias horas consecutivas, o de lo contrario, las elaboraciones pueden perderse, y eso implica materia prima desaprovechada.

Como alternativa, se realizan evaluaciones del estado técnico de los grupos electrógenos, ya que constituyen fortalezas para contribuir a resolver determinadas situaciones.

Los retos actuales, se precisó, no justifican la inercia, por estar a la espera de bondades económicas que, por ahora, son impensables.