El 12 de septiembre de 1988 el Estado Mayor de la Defensa Civil Nacional estableció la fase de Emergencia Ciclónica en las provincias orientales ante el avance del huracán Gilbert hacia nuestro territorio. Catalogado como el ciclón del siglo XX esta tormenta fue precursora de los grandes huracanes que a partir de ese año se han presentado en el Caribe.

Gilbert, categoría 4–5, transitó a lo largo de la costa sur de nuestro país procedente de Haití sin golpearnos directamente. Sin embargo, Cuba debió mantener por tres días el estado de Alerta debido a vientos huracanados y las lluvias que obligaron proteger en la región occidental del país a más 256 200 personas, el Comité Estatal de Finanzas calculó los daños originados en unos 22 000 000 de pesos. Finalmente la tormenta impactó la península de Yucatán, México, penetrando tierra adentro hasta donde nunca antes se había conocido un ciclón. En ese país las cifras de muertos y destrucción fueron elevadas.

Foto: Leandro Pérez Pérez /AdelanteFoto: Leandro Pérez Pérez /Adelante

¿ QUÉ SABEMOS DE LOS CICLONES?

En realidad aun hoy no se conocen todas las causas que originan a los ciclones como tampoco se precisa el aumento de tormentas tropicales en determinados períodos, su movimiento y velocidad, y aunque existen numerosos estudios sobre bases científicas siempre quedan interrogaciones. Un conocimiento primario del origen ciclónico señala la necesaria coincidencia de factores favorables como el calentamiento de las aguas de mares tropicales y movimiento desigual de la presión atmosférica, el resto lo aporta elementos como nubosidad y rotación de la Tierra.

Esta conjunción de factores cuya coincidencia no es obra de la casualidad se torna frecuente en nuestra región del mar Caribe precisamente para este período anual de máximo verano, inscrito para su identificación como Temporada Ciclónica, desde el 1ero. de junio al 30 de noviembre de cada año. Es preciso advertir que nuestro archipiélago es además una de las zonas del planeta más frecuentado por perturbaciones tropicales de todas las categorías.

Sin embargo, la temporada ciclónica no sólo se circunscribe a los meses antes señalados, pues la historia nos da en sus páginas frecuentes pruebas de que en el Caribe los ciclones han mostrado credenciales de diferente intensidad en cualquier mes del año, incluyendo épocas invernales. Por ejemplo, el primer reporte de una perturbación ciclónica “fuera de tiempo” en el continente americano lo redactó Cristóbal Colón en su Diario de Navegación cuando en 1494 sus naves fueron sorprendidas por una tormenta en el golfo de Guacanayabo del 19 al 21 de mayo.

CICLONES CREADOS DESDE EL COSMOS

Hoy el estudio de .los ciclones no solo reúne información solo sobre las tradicionales áreas ciclogenéticas conocidas por la meteorología en regiones que abarcan las costas de África, mar Caribe, golfo de México y océano Atlántico norte, amplia región que es “cuna”, de la casi generalidad de las tormentas tropicales que cada año irrumpen tronantes en Las Antillas. Las investigaciones meteorológicas contemporáneas tienen a su alcance, entre otras ciencias afines, la avanzada tecnología facilitada por la computación y los satélites artificiales incluyendo los datos que suministran los vuelos cósmicos,lo que ha permitido extender sus horizontes hacia fenómeno naturales de toda la Tierra, incluyendo corrientes marinas, regiones polares y la atmósfera circundante conjunto universal que vincula y determina de alguna manera el sistema meteorológico mundial.

Precisamente de inicio apuntamos en este trabajo la experiencia que tuvimos en septiembre del 1988 al paso del huracán Gilbert por las proximidades de Cuba, por esos días tuve oportunidad de conversar con el Dr. en Ciencias Físico-Matemáticas Mario Rodríguez Ramírez, entonces director del Instituto de Meteorología, quien desde Camagüey seguía parte de la ruta de esta perturbación.

Durante la entrevista Rodríguez Ramírez esbozó un tema que para los incrédulos podría lindar con la ciencia – ficción. Todo comenzó con la pregunta ¿De dónde sacan su energía los ciclones?.

Luego de un preámbulo sobre orígenes y desarrollo de fenómenos atmosféricos, circulación de los vórtices ciclónicos, desplazamiento y rutas sobre los mares e investigaciones realizadas en el cosmos, el físico-matemático concluyó: “Los huracanes son el resultado de la interacción de grandes y extensos sistemas meteorológicos. Así, si se quiere saber el mecanismo de los huracanes en el Caribe, es necesario considerar qué ocurre, por ejemplo, más allá de Canadá, en el Atlántico o en el Pacifico- y aun en las zonas más bajas del hemisferio sur.

Todos estos anticiclones girando, friccionando entre sí, unos más débiles que otros absorbiendo energía, determinan la formación y la circulación de los huracanes. Más de 450 ciclones estudiados en mi vida me lo dicen y la teoría me lo confirma.

“Estas relaciones son más estrechas de lo que uno puede imaginar .Observe que el desarrollo de las galaxias espirales en diferentes dimensiones tienen un proceso análogo a la teoría vertical de los huracanes. ¿ Acaso las galaxias no son torbellinos de gases en el espacio sujeto fenómenos coincidentes tal y como sucede en el origen de los ciclones en nuestro planeta aunque en menor escala? Piense que las leyes de la física que manejan el microcosmos son iguales. Aplique la dialéctica materialista para que vea”.

LA METEOROLOGÍA QUE NO SE DETIENE

Mientras, la meteorología cubana no ha dejado de desarrollar su presencia de vital utilidad social y económica desde que a partir del 12 de octubre de 1965, dos años después de las amargas experiencias del ciclón Flora en 1963, se creó el Instituto de Meteorología, nuevo órgano de la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba que desde entonces incursiona en gran escala en la ciencia de la atmósfera. Durante el 1966 se organizó el sistema de Defensa Civil de la República de Cuba con consejos similares en las provincias y regiones para elaborar los planes de enfrentamiento a los ciclones contando con amplio respaldo popular.

Piedra angular del progreso científico que hoy disfrutamos en la meteorología sucedió al paso del ciclón Camille, en el 1969, cuando se estrenó en Cuba el uso de satélites para la vigilancia meteorológica con capacidad para ubicar su centro y calcular el trayecto sacando conclusión es sobre áreas de afectaciones.

El uso laboratorios aéreos que a partir de 1976 comenzaron a volar en el interior de tormentas tropicales, la extensión y seguridad de la red de radares entre otros progresos coloca hoy a la meteorología cubana entre las primeras del continente y ello ha permitido no solo un alto y respetado desarrollo científico, también ha levado al país la necesaria “cultura” meteorológica como apoyo a nuestro programas de reducción de desastres para la protección de riesgos a la población y la generalidad del sector económico.

Por supuesto que la ciencia meteorológica reconoce en lo actual que las temporadas ciclónicas son cada vez más peligrosas. Aumenta el número de depresiones en las regiones tropicales no solo del Atlántico sino también del Pacifico y como señalan los meteorólogos las tormentas aparecen y se transforman en ciclones con mayor rapidez que hace 20 años, los vientos sostenidos y la lluvia tiende a ser más extensa y persistente, Hoy nadie duda las relaciones de estas manifestaciones con el deterioro climático. Por ello, ahora con el inicio de la temporada ciclónica 2024 el Estado Mayor de la Defensa Civil, el Instituto de Meteorología, y el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, así como las instituciones gubernamentales a todos los niveles, redoblan el sistema de alerta temprana a ciclones tropicales, prestemos atención a las orientaciones que se transmitan.