GUÁIMARO, CAMAGÜEY- “La historia es un arma muy fuerte y poderosa, nos permite saber por qué tenemos que luchar y el valor de lo que defendemos los cubanos, nuestra independencia y soberanía”, aseguró Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional y del Consejo de Estado, durante la celebración por los 155 años de la Constitución de Guáimaro.
Los presentes en las inmediaciones del Mausoleo en honor a Ana Betancourt pudieron disfrutar del espectáculo Guáimaro, gloria y sacrificio con artistas del territorio, quienes hicieron un recuento por algunos de los pasajes de la historia y la cultura cubanas.
José Rodríguez Barreras, director de la Oficina del Historiador de la Ciudad, señaló que el constitucionalismo cubano se fraguó desde un territorio libre de Cuba y “se proclamaría la primera constitución de la República en Armas, aquí y al decir de Eusebio Leal nacía así la utopía democrática que demostró que el sentimiento y la vocación democrática de los fundadores era verdadera. Así se iría puliendo el diamante de la independencia y la emancipación, la esperanza por conseguir una República independiente y democrática y sin ataduras a ningún poder foráneo.
“Los constituyentes reconocieron la necesidad perentoria de contar con una Carta Magna que tuviera los presupuestos básicos de una República, que resumiera las intenciones independentistas y que de alguna manera también creara las condiciones para la unidad tan imprescindible para la consecución de los propósitos sagrados que los había llevado hasta allí”.
El poblado de Guáimaro fue liberado el 4 de noviembre de 1868 por fuerzas insurrectas y el 9 de abril de 1869 recibió a los de Oriente, Centro y Las Villas para celebrar la Asamblea Constituyente.
José Martí dibujó el convite: “Guáimaro libre nunca estuvo más hermosa que en los días en que iba a entrar en la gloria y en el sacrificio. Era mañana y feria de almas en Guáimaro, con sus casas de lujo, de calicanto todas, y de grandes portales, que en calles rectas y anchas caían de la plaza espaciosa a la pobreza pintoresca de los suburbios, y luego el bosque en todo el rededor, y detrás, como un coro, las colinas vigilantes.
“Las tiendas rebosaban. La calle era cabalgata. Las familias de los héroes, anhelosas de verlos, venían adonde su heroísmo, por ponerse en la ley, iba a ser mayor. Los caballos venían trenzados, y las carretas venían enramadas. Como novias venían las esposas; y las criaturas, como cuando les hablan de lo sobrenatural. De los estribos se saltaba a los brazos. Los españoles, alegres, hacían buena venta. Era que el Oriente y las Villas y el Centro, de las almas, locales perniciosas componían espontánea el alma nacional, y entraba la revolución en la República”.
“El tiempo de redacción de la Constitución fue de menos de una hora por Ignacio Agramonte y Antonio Zambrano, señaló Rodríguez Barreras, lo que demuestra que los principios habían sido con anterioridad discutidos y las principales diferencias zanjadas en el debate. Solo se hicieron pequeñas enmiendas al texto y ese mismo día, a las 4 de la tarde, Agramonte y Zambrano presentan el proyecto que es discutido artículo por artículo”.
El cuerpo de la Ley comienza de manera impactante: “Los representantes del pueblo libre de la isla de Cuba en uso de la soberanía nacional establecemos provisionalmente la Constitución política que regirá lo que dure la guerra de independencia”.
Un mes después de estos hechos una columna española avanzaba hacia Guáimaro, y sus habitantes, simpatizantes del movimiento independentistas, prefirieron su pueblo destruido antes que entregado.
“... se ordenó, con veinticuatro horas de plazo para la devastación, salvar del enemigo, por el fuego, al pueblo sagrado, y darle ruinas donde esperaba fortalezas —escribió Martí. Ni las madres lloraron, ni los hombres vacilaron, ni el flojo corazón se puso a ver cómo caían aquellos cedros y caobas. Con sus manos prendieron la corona de hogueras a la santa ciudad, y cuando cerró la noche, se reflejaba en el cielo el sacrificio. Ardía, rugía, silbaba el fuego grande y puro; en la casa de la Constitución ardía más alto y bello”.
Estos y otros detalles de la historia de Guáimaro y la tradición constitucionalista del Camagüey conocieron Esteban Lazo, también miembro del Buró Político, Homero Acosta, secretario de la Asamblea Nacional y del Consejo de Estado así como las máximas autoridades del Partido y el Gobierno en la provincia junto a demás visitantes en el Museo del municipio. En el lugar realizaron un recorrido por el salón de actos del inmueble que recrea al que sirvió de sede constituyente.
“Para salvar la Patria hay que volver siempre a la historia. Estar aquí a los 155 años de la Constitución no puede ser un acto simbólico, tiene que ser un compromiso de continuidad en la defensa de todos los ideales que desde entonces enarbolamos en nuestras constituciones y en la defensa de la libertad y la soberanía tan anheladas y que podemos disfrutar desde 1959”, sentenció el Presidente de la Asamblea Nacional.