CAMAGÜEY.- Todavía la Empresa Láctea adeuda sacudirse de viejos y nuevos problemas; unos, son propios, otros, por la estela de incumplimientos en la llegada de su materia prima esencial: la leche de vaca.

El repaso de los problemas en su Asamblea de Balance Anual del 2023 muestra, desde avances en algunas líneas fundamentales, hasta incumplimientos en segmentos muy ilustrativos como la producción bruta y las ventas que, por ejemplo, fueron inferiores a lo registrado en el 2022.

Los 69 millones de litros de leche conveniados quedaron en “papeles”, y los poco más de 42 millones que ingresaron a la industria, tensaron hasta la entrega de la canasta familiar normada para los niños de 7 meses a 6 años, y los compromisos priorizados del consumo social.

Es cierto que en esas condiciones es bien difícil asegurar desde productos hasta la comercialización. De todos modos, y eso es muy positivo, se le pudo sumar a la cartera de ofertas otros surtidos, como el queso fundido modificado, ante las limitaciones con las sales fundentes durante el año pasado.

La agudización en la disponibilidad de leche en polvo, afectó su distribución entre los consumidores de 0 a 6 meses, y también, como paliativo ante las contingencias con los bajos niveles de acopio de leche fresca, cuestión que generó atrasos en su procesamiento industrial, y en la entrega oportuna a sus destinos.

En los debates salieron a relucir cuestiones como poca objetividad en el proceso de disponibilidad, así como cubrir plazas hasta en puestos con baja actividad laboral, cuando lo lógico habría sido solicitar su amortización.

El llamado a la eficiencia no es desatinado, sobre todo por la alta fluctuación laboral, influenciado directamente porque los ingresos que reciben los trabajadores es muy inferior a los que ofrecen otras formas de gestión económica, especialmente las no estatales.

Algo queda claro: el plan del salario medio mensual fue de 5003 pesos, sin embargo, cerró en 3 mil 393 pesos, aun cuando se experimentó un crecimiento con respecto a igual periodo del 2022. No obstante, y eso es un lastre, la productividad se comportó al 25 por ciento.

Todavía tiene bajo alcance la aplicación de la Resolución 87 (pago por resultados), y solo la ejecutaron las Unidades Empresariales de Base de Sibanicú y Nuevitas, con un monto a desembolsar de poco menos de un millón de pesos.

La UEB de Transporte erogó más de 158 mil pesos por concepto de Destajo, lo cual benefició a 32 trabajadores, aunque se sugirió revisar las tasas acorde con lo establecido en la Resolución 56 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

La producción sigue teniendo deudas con el cumplimiento, sin dejar de reconocer de las tensiones propias de la economía del país. Al plan anual se le debieron más de 21 mil toneladas. Incluso, si se compara con el 2022, el saldo llegó a 14 mil 285 toneladas.

Cual efecto dominó, esos débitos de leche generaron, por consiguiente, que una variada canasta de alimentos no lograran el salto necesario, y entre ellos se ubican los quesos totales, y el queso crema, aunque el déficit con el azúcar igualmente generó trastornos en algunas líneas como el batido de helado y la mezcla para batido.

Luis A. Rivero, director de la fábrica de leche en polvo, adujo que en su entidad se han encaminado a la búsqueda de alternativas viables, y en este momento, por ejemplo, entregan yogurt para el sistema de turismo, y sirope para la merienda escolar, totalmente concebido por sus especialistas.

Los esfuerzos de los últimos meses del 2023 realizados en la Fábrica de Helados Coppelia de Camagüey, permiten que con materias primas obtenidas en vínculos con otros actores económicos, se produzca ese gustado alimento con una superior estabilidad.

Según el director de ese establecimiento, Heberto Torres Molina, ya disponen de materia prima para elaborar hasta los últimos meses del año en curso y, por el momento, se garantizan como promedio unos cinco sabores.

En ese sentido, Danilo Porto, director general de la Empresa de Productos Lácteos en Camagüey, la intención es llegar a los 10 sabores, además de trabajar sistemáticamente en que cada fábrica tenga su área destinada a la producción de alimentos, como parte de la ampliación de su diseño como entidad.