CAMAGÜEY.- El quehacer de dos próceres indiscutibles de las gestas libertarias y modeladores de las esencias nacionalistas del cubano, como Julio Antonio Mella y José Martí Pérez, fue ponderado desde la Casa de la Memoria, sede de la Sociedad Cultural, que denomina a ese último héroe y de la Unión de Historiadores de Cuba, filiales provinciales.
Roberto Fundora Borges, profesor del politécnico Armando Mestre Martinez, habló sobre los sucesos que rodearon al Manifiesto de Montecristi, firmado por Martí y Máximo Gómez, el 25 de marzo de 1895, en República Dominicana. “Si nos percatamos y leemos la estructura de ese texto, hallaremos la semejanza con la del Partido Revolucionario Cubano (PRC). Se elaboró de tal manera que reflejara el mismo pensamiento aglutinador, concentrado en el alcance de la soberanía de Cuba”, refirió.
Apuntó el educador que el documento “mostraba las razones del porqué Cuba se lanzaba de nuevo a la guerra, a una contienda que, remarcaba, no se realizaría con odio. El odio no sería vertido a un país, o sus habitantes, sino a los opresores. Sabía que el español también sufría en la campaña, y que el proceso revolucionario liberaría a los dos pueblos”.
Sobresalió también, en el encuentro, la conferencia de la profesora del Departamento de Español Disciplina, de la Universidad de Camagüey, Ignacio Agramonte Loynaz, Ana Jústiz Guerra, relacionada con la última misiva escrita por el autor de los Versos Sencillos, a su madre, justo el mismo día en que signara el manuscrito oficial del PRC, en el poblado dominicano.
Comentó la especialista que “Leonor Pérez tiene que haber sido una mujer fuerte para criar a tantos hijos, para ser la esposa de un militar, para haber salido a buscar a Martí cuando los sucesos del teatro Villanueva, para soportar la prisión del Apóstol, a sus 16 años… Ella decía que vivía constantemente amargada, pensando que recibiría una mala noticia”. En los estudios de la correspondencia entre ambos encontró “a una madre muy preocupada por su hijo y en la carta del ‘95, se observa, a través del léxico la entrega espiritual y el amor de Martí a su progenitora”.
Con un debate acerca de Julio Antonio Mella, finalizó el homenaje. Los participantes en la actividad se sumergieron en los primeros años de vida, la educación y el rol decisivo de ese líder, como cofundador del Partido Comunista de Cuba, junto a Carlos Baliño, y la creación de la Federación Estudiantil Universitaria.
También se recordó cómo este paradigma de la juventud, nacido hace 120 años, el 25 de marzo de 1903, fue un martiano convencido que se sacrificó por los ideales de justicia hasta el final de sus días, acontecido en México, el 10 de enero de 1929, cuando unos esbirros al servicio del entonces presidente de turno, de la República de Cuba, Gerardo Machado, le dispararon por la espalda. “Muero por la Revolución”, dijo en su último estertor, sin ningún remordimiento por su obra.