CAMAGÜEY.- Con solo el 29 % de llenado de los embalses, la provincia atraviesa una tensa situación con el suministro de agua a las personas y a la economía, debido al déficit de precipitaciones durante 2021. Las presas de abasto a la población se encuentran al 41,8 %, lo que enciende las alertas y lleva a extremar las medidas de ahorro para evitar que el panorama sea crítico en los próximos meses.
Según Gilberto Toro de Armas, subdelegado técnico de Recursos Hidráulicos aquí, este déficit no tiene relación con la ausencia del líquido que ha habido en el centro de la ciudad de Camagüey durante las últimas semanas, pues la planta potabilizadora está recibiendo el volumen necesario, “ello obliga a hacer un mejor manejo de las válvulas para que sea más equitativa la entrada y que llegue a las zonas altas”.
De las 54 presas que posee la provincia, 41 acumulan menos del 50 % de su capacidad de llenado, de ellas diez menos de 10 % y seis se encuentran fuera de servicio. Ello es consecuencia de dos años con períodos lluviosos en los que cayeron pocos milímetros, un proceso acumulativo que afecta a las aguas superficiales y subterráneas.
La presa Cubano-Búlgara, principal fuente de abasto a la ciudad, se encuentra a 10 días de tener restricciones. La Jobabito, que garantiza el suministro al municipio de Guáimaro, está a punto de caer en limitación y se secó la Enrique Hart. En Sibanicú, el panorama es peor por la alta contaminación y por carecer de acueducto, al igual que Vertientes. La situación más crítica la enfrenta Santa Cruz del Sur, que además del déficit de las superficiales presenta una elevada salinidad en las subterráneas.
Con este escenario, en la provincia se cumplen los protocolos para ahorrar el agua en existencia y evitar la contaminación. Los trabajadores de la entidad asumen la revisión de las válvulas y la reparación de las deterioradas. Además, prevén conectar tres bombas nuevas y echar a andar la presa Máximo, con una conductora nueva que dará 900 litros por segundo más. De ese mismo embalse saldrá una conductora a Santa Cruz del Sur y la presa Celia Sánchez Manduley solo le dará agua al ganado.
A la situación del déficit de precipitaciones hay que sumar que el país no puede importar bombas desde hace cinco años y no obstante, en medio de las carencias, la gran mayoría de las conductoras se están haciendo nuevas. Por ello, resulta doblemente importante elevar la percepción de riesgo ante una sequía prolongada porque hoy la mayor pérdida de agua se produce por salideros en las viviendas.