CAMAGÜEY.-De qué humanismo vienen a hablar los que se prestan a hacer juego a los cantos de sirena enlatados en una maquinaria mediática, proveniente de Estados Unidos y saturados en las redes sociales.

Algunos con fachada de negociantes y propuesta de venta de todo tipo de mercancías —sepase que son comercializaciones ilícitas— se prestaron a exacerbar a un sector minoritario de la sociedad a intentar tomar las calles para manifestarse contra el gobierno.

Quienes salieron a "tomar" la calle: personas que prefieren "inventar" que trabajar honestamente, vivir del negocio, que emplean un lenguaje burdo, irrespetuoso y con malas palabras.

El pueblo honesto rechaza su postura y los tildan — con toda justicia— como vulgares antisociales, con un currículo delincuencial o no.

El primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de la República, Miguel Diaz-Canel, en su comparecencia especial de este domingo en cadena nacional, fue diáfano al denunciar estos planes de desestabilización del país: las calles son de los revolucionarios.

Los revolucionarios no deben dejarse confundir , algunos cayeron en la trampa por la desinformación que existe de las redes sociales, al servicio del imperialismo. Tratan de armar una imagen de caos a lo largo y ancho del país.

El mismo país que, con poco más de once millones de habitantes, tiene que sobrevivir con el más largo bloqueo a escala mundial a pesar del apoyo mayoritario de las naciones del mundo para que cese.

El mismo país que vacuna a su gente con la primera vacuna latinoamericana contra la COVID-19 y brinda lo que tiene a quien lo necesite en cualquier parte del mundo.