FLORIDA, CAMAGÜEY.- Una tormenta local severa deshizo en minutos lo que a muchos, o a todos, les llevó años edificar, pero las esperanzas no se las llevó el golpe de la naturaleza: llegaron casi después de que las ráfagas de viento cesaran de hacer sus desmanes.

Nadie queda a la deriva. Nueve familias perdieron completamente sus modestas viviendas, pero la respuesta resulta más sólida, porque esos hogares que sucumbieron serán restituidos por otros de mayor confort y durabilidad. Porque la idea está clara: lo que se reponga debe tener superior calidad.

Los floridanos afectados ven ya como fuerzas constructora empiezan a levantar los sueños.

Con su pelo teñido de blanco por los años, por sus 79 años, María Checa Monteagudo dijo, agradecida y con un "nudo en la garganta": "no quiero emocionarme para que no me vaya a dar un infarto", y ni la mascarilla pudo ahogar su sonrisa franca.

Camina hacia donde estuvo su morada sin preocupación, ni temor. Las estrellas no serán su techo. Tendrá un techo que dentro de algunas semanas volverá a cobijarla, junto al resto de su familia.

Ningún afectado queda a la vera. Los recursos fluyen, comienzan a llegar a quienes un evento meteorológico les afectó sus inmuebles.

La certeza de recuperarlas... es una verdad en marcha.