CAMAGÜEY.- Nunca nadie se ha sentido más feliz de llevar un busto en las manos que los niños cubanos cada 28 de enero. Desempolvar trajes, disfrazarse, desfilar… son de las buenas formas que tienen para recordar a José Martí.

Cuando unos pocos intentan manchar la imagen del Héroe Nacional, otros muchos se saben herederos y defienden ese sentimiento humanista que lo distinguió siempre. La mejor muestra: llevar en la mano el aro, el balde o la paleta de Pilar, levantar con orgullo una paloma como símbolo de paz y gritar que ante todo somos martianos.

A los de la “edad de oro” se les entregó la Distinción 28 de enero por los resultados en las aulas y colectivos pioneriles, mientras que a los estudiantes de la enseñanza Secundaria Básica se les entregó el carnet de la UJC.

Ser cubanos también es respetar los símbolos y sus héroes.

En cada consejo popular y municipio las calles se llenaron de personajes martianos. Más de 60 000 pequeños desfilaron hoy.

“En ellos van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana”.