CAMAGÜEY.- La disposición de los jóvenes camagüeyanos está presente en todas las batallas contra la COVID-19. En las mañanas podemos encontrar a los universitarios en las calles pesquisando, en las Zonas Rojas y en hospitales.
No importa la especialidad, con valentía y arrojo aportan su granito de arena en el enfrentamiento a la pandemia.
Yilena María López Hernández pensó estudiar Medicina para seguir el camino de sus amigas, pero el día del recorrido de los estudiantes de 12mo. grado por la Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay, encontró su verdadera vocación. Hoy cursa el quinto año de Higiene y Epidemiología con la satisfacción de que eligió el camino correcto.
“La juventud a veces no comprende la importancia de formar profesionales en esta rama que contribuye a identificar, evaluar y solucionar problemas higiénicos-epidemiológicos en el país”.
Le gusta asumir retos y ayudar a los demás. Realiza las pesquisas en el reparto Julio Antonio Mella donde visita cada mañana a 162 personas del local 21. Su labor la efectúa con amor y compromiso ganándose el respeto y que la llamen Yile como cariñosamente le dicen familiares y amigos.
“Al enterarme en el grupo de Whatsapp de la escuela que hacían falta voluntarios en la Zona Roja del hospital Amalia Simoni, no lo dudé ni un segundo”.
—¿Cuál fue la reacción de la familia?
—Se preocuparon mucho por el riesgo que yo podía correr, pero solo me pidieron que me cuidara y que entrara dispuesta a ayudar en lo que fuera necesario por el bien de las personas ingresadas.
—¿Qué labores realizaste dentro de la Zona Roja?
—En cada una de mis guardias, yo era la encargada de llenar las encuestas epidemiológicas, en el cuerpo de guardia del hospital. En ocasiones junto a otros de mis compañeros, les llevábamos los alimentos a los pacientes.
Durante 14 días no vio a su familia, fue la primera vez que no estuvo presente en fechas importantes como el día de los padres. Yilena y sus familiares pasaron semanas difíciles pero están orgullosos del esfuerzo y ahínco con que efectuó cada tarea.
—¿Qué te resultó complejo?
—Vivimos días tristes porque en fechas especiales faltó mi presencia en el hogar, lágrimas por extrañar a mi hermanito y a mis seres queridos; pero lo más difícil fue ver personas sufriendo por la pandemia, luchando por sus vidas, familias sin consuelo, noches sin descanso, pero me fui con el deber cumplido.
—¿Algo bonito que te llevaste?
—Las personas con las cuales trabajé, la recuperación de los pacientes. Una de las mayores alegrías fue que un profesor nuestro, José Mejías, que después de ayudar a muchas personas ingresó en mi primera guardia al estar positivo a la COVID-19, fue evolucionando y salió de su gravedad.
En el enfrentamiento a la COVID- 19 un trabajo no es más significativo que otro, y resulta importante que todos conozcan las labores realizadas por seres anónimos, muchos jóvenes. La juventud constituye la columna de la Revolución, con el corazón hacen Cuba.