CAMAGÜEY.- La nostalgia invade al Doctor en Ciencias Biológicas Rolando Morán Valdivia. No pudo estar la tarde del 25 de julio de 1989 en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Camagüey durante la visita de Fidel a la entonces incipiente institución investigativa.

En Nueva Delhi, capital de la India, el segundo país más poblado del mundo, donde cursó estudios especializados durante tres meses, conoció a través de la embajada cubana  en esa nación, todo cuanto aconteció aquí, en ocasión de celebrarse en Camagüey las actividades centrales por el aniversario 36 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

Sin embargo, es reconfortante para él haber intercambiado varias veces con el Líder Histórico, junto a otros colegas suyos en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de la La Habana, encuentros que se extendían bien avanzada la noche. “Ese es, verdaderamente, un recuerdo imperecedero.

“Muchas veces cuando a las once de la noche nos preparábamos para retornar al hogar, en mi caso vivía lejos, en Santiago de Las Vegas, aparecía Fidel y se ponía a conversar. Era tan entretenido para él hablar con los investigadores que se sentía a sus anchas”.

—¿Cuál fue el aspecto  predominante de la personalidad de Fidel que motivó en ti esa remembranza?.

—Primero, el nivel de comprensión de la complejidad de los trabajos nuestros. Con Fidel podías hablar como si estuvieras haciéndolo con un biólogo molecular entrenado. Es verdad, decir lo contrario, es mentir. Tenía una capacidad de comprensión extraordinaria.

“Lo segundo, era arriesgado en asumir los criterios de los investigadores. Ejemplo: la dirección del centro decía en tal lugar del mundo se está haciendo un proyecto que podíamos asumir, lo único que preguntaba: ‘¿Cuánto puede costar?’

“Era una persona con una confianza de que los investigadores no lo iban a defraudar y le estaban diciendo la verdad. Impacta el nivel de conocimiento y de capacidad de comprender las mayores complejidades técnicas de nuestro proyecto, entender, incluso, las dificultades. Impregnaba optimismo”.

Morán, desde niño no fue tímido. Lo contrario, vino a tener determinado miedo escénico cuando debió  tomar la palabra en eventos políticos, no así en los de corte científico, en los que se proyecta con facilidad. Puede dar conferencias en inglés y ruso.

En el Instituto Vocacional de Ciencias Exactas Máximo Gómez Báez, de Camagüey, el hoy científico, tejió sus conocimientos.  La modestia asoma en su persona, cualidad influida por el medio familiar donde creció.

“Una vez aquí en Camagüey recuerdo mucho la visita de Raúl y el excelente intercambio que sostuvo con los trabajadores por varias horas. En particular, recuerdo especialmente cuando la dirección política de la provincia impulsó la construcción de las primeras viviendas de lo que es hoy la Comunidad Científica, en medio de una compleja situación en el período especial. Nos hizo cambiar nuestras vidas”.

La decisión fue muy esperada y necesaria. Téngase en cuenta que ocurrió en 1992, cuando el país atravesada los momentos más difíciles del periodo especial.

—¿A su juicio que es lo más significativo logrado por el centro?

—Convertirse en una pujante institución de investigación, desarrollo, producción y comercialización de productos biotecnológicos de alto valor agregado, que cumplen rigurosos estándares internacionales.

—¿A partir de ahora cuáles son los desafíos?

—Muchos, los resumiría en crecer en la comercialización nacional e internacional de nuestros productos, en generar nuevos, tecnologías y servicios más competitivos y que resuelvan problemas de la sociedad; incrementar la difusión de nuestros resultados en revistas científicas reconocidas internacionalmente y en patentes, así como en lograr que nuestros trabajos de investigación posean cada vez más originalidad e innovación.

Acerca de los vínculos del centro con la Universidad el Doctor Morán especifica:

“Hemos tenido muchos estudiantes de pregrado de las especialidades de Ingeniería Química, de alimentos, además profesores, como adiestrados que están haciendo sus trabajos de Doctorado y laborando con nosotros”.

No podía faltar en la conversación un tema en boga en estas últimas semanas: las nuevas medidas del Gobierno para enfrentar los retos de la economía y el incremento salarial del sector presupuestado.

“Muy positivas. Nuestro sector no es precisamente el beneficiado ahora, pertenecemos al  empresarial. Sin embargo, el hecho de saber que los maestros y profesores de nuestros hijos y que muchas personas en Cuba que percibían bajos ingresos se van a beneficiar, es muy estimulante. Además indica que se están tomando medidas para proteger al que trabaja”.

—¿Los jóvenes que están entrando al centro constituyen un relevo seguro para perpetuar las ideas de Fidel?

—Lo son sin dudas. Lo están demostrando por su participación protagónica en los principales resultados del centro y por hacer suyo el legado de consagración y entrega al trabajo, en la superación y en lograr resultados que beneficien al país.

Foto: Cortesía del entrevistadoFoto: Cortesía del entrevistado¿La principal cualidad de un biólogo?

Aclaró que de profesión es bioquímico, pero al responder a la pregunta indicó:

“Para mi la principal cualidad es que le guste conocer hasta la saciedad, sobre lo que incide en los organismos vivos, cuáles son los mecanismos que suceden dentro de una célula. El motivo principal de estudiar todos los días y aprovechar lo nuevo en otras condiciones. El conocimiento sin aplicación hacia los demás es en vano. Poner en función de los demás lo que sabes, es un deber, y a la vez, algo que causa placer”.

En este campo de las ciencias ha llegado lejos: es miembro del Tribunal Nacional de Ciencias Biológicas, radicado en La Habana, posee varias publicaciones en revistas internacionales de gran impacto y en misiones técnicas de trabajo ha estado en más de 15 países.

En septiembre cumple 55 años. No obstante a que hace 16 obtuvo el título de Doctor en Ciencias, no olvida el contenido de su tesis: La modificación genética de plantas usando variantes sintéticas de genes bacterianos para ponerlos en plantas y obtener resistencia a los ataques de insectos.

Camagüey llegó a obtener la primera Licencia de Liberación de plantas transgénicas, otorgada por el Centro de Seguridad Biológica Nacional de los productos con los que trabajó.

Así son nuestros científicos.