CAMAGÜEY.- Una vez más la Plaza mezcla sentimientos. El amanecer sorprende y a la abrasadora tristeza de cinco años atrás le sobrevienen las certezas.
No falta Fidel en la Plaza. Está en la pionera que asegura la caballería está lista, la de Agramonte, la que siempre será mambisa y rebelde.
Un joven recuerda el día que el Gigante se sembró para siempre en su Cuba, lo sabe, no ha tenido la juventud mayor compromiso en la Historia.
Cada quien, sin esperar la rosa que hay a la entrada del salón Jimaguayú donde reposó Fidel la noche del 1ro. de diciembre de 2016, trajo su homenaje, la mariposa nacional, la flor de jardín, el lirio... el amor honesto y visceral. El que sale del alma.
La Plaza se viste de pueblo para el Comandante. La ciudad le regala otra jornada de memoria viva.