CAMAGÜEY.- Víctor Reynaldo Martínez Rodríguez es un joven camagüeyano que llega a sus 15 años agradecido con las personas que lo rodean, aún cuando hace dos años el destino se empeñó en que su mamá dijera adiós para siempre tras padecer de una penosa enfermedad.

Desde entonces, vive en el Hogar de Niños, Niñas y Adolescentes sin Amparo Familiar ubicado en el reparto La Zambrana de esta ciudad.

Educado y humilde conversa sobre sus aspiraciones, del logro que significa obtener la carrera de enfermería y el deseo de ir a la universidad a estudiar medicina.

Este martes, en la celebración de su cumpleaños, disfrutó de una jornada especial, primero en el Palacio de los Matrimonios para que le hicieran las fotos y luego todos los niños esperándolo en la piscina. 

Estoy muy agradecido con todas las personas que han hecho esto por mí, confesó.

Y es que él tiene la fortuna de contar con el cuidado y cariño de Odalys Betancourt Blanco, directora del citado centro educativo, quien asegura que Víctor se ha sentido muy bien porque son muchas instituciones como Comercio y Gastronomía, Joven Club de Computación, Educación, trabajadores por cuenta propia, Mipymes, entre otros, en función de sus 15, donde todos apoyaron.

A mí me gusta estar con ellos y a ellos les gusta estar conmigo, sentir que me dicen "mami" por aquí y por allá me hace muy feliz, prácticamente yo vivo en ese hogar, llego tempranito y me voy tarde porque necesito dejarlos dormidos y saber que todo estará bien, dice emocionada Betancourt.

Junto con ella, se encuentra Margarita Díaz Díaz, directora del centro homólogo situado en Plaza, de La Habana, quien expresó que en este verano 2024 las actividades han sido sistemáticas y variadas y los niños han disfrutado mucho.

Con nueve años de labor en el centro describe la experiencia como maravillosa y se siente muy orgullosa, añade, porque yo soy su "mami" donde quieran que estén, incluso, aunque ya no estén viviendo con nosotros porque cumplieron la mayoría de edad.

El trabajo es constante y se labora individualmente en dependencia de sus necesidades, pero si algo he aprendido es que con amor logramos cambiar su modo de actuación, ellos llegan frágiles pero los ayudamos a sentirse seguros de ellos mismos y a seguir adelante, concluyó.

Víctor es uno de los tantos niños que por diversas razones están bajo la custodia del Estado cubano, él es ejemplo de perseverancia, pues romper inesperadamente con su modo de vida, sus costumbres, el amor y el calor de su madre es un golpe duro, sin embargo, tiene cariño y apoyo de personas que no llevan su sangre pero lo ayudan a convertirse en un hombre de bien.