CAMAGÜEY.-Recién inaugurada su Casa Panamericana, la madre contaba que rendirse nunca fue una opción. Pocos días después del accidente que hace menos de un año casi cobra la vida de su hijo, el joven clavadista Luis Gustavo Cañabate Álvarez, ella tenía la incertidumbre de que no pudiera saltar de nuevo.
“No te des por vencido, lo peor ya pasó, puedes seguir en deportes del movimiento paralímpico”, lo animaba su progenitora, Yurisan Álvaraz Viamontes, por aquellos días en los que las heridas que provocó la caída desde el tercer piso ponían al límite la salud de su cuerpo.
Sin embargo, no fue necesario cambiar de camino, pues milagrosamente hoy se encuentra en Santiago de Chile, preparándose para su primera actuación en una gran fiesta continental.
Pasando a la sala a través de la puerta que luce la deseada pegatina con la frase: Más retos más compromisos, el padre, Luis Manuel Cañabate Reyes, contó a todos cómo fueron las primeras horas del sábado 12 de noviembre de 2022, cuando recibió la más inesperada noticia.
“Nos levantamos esa mañana con la llamada que nos informó y enseguida salimos para La Habana, sin saber con qué nos íbamos a encontrar. Al llegar, el estado de mi hijo era crítico inestable, al borde de la muerte.
“Todo esto fue muy duro de asimilar, a pesar de que mi esposa es enfermera terapista y yo médico clínico, y hemos trabajado toda la vida con este tipo de caso. Sabemos cómo enfrentarnos a los pacientes, pero cuando es el hijo de uno el que estaba sano hasta ese momento…es un choque devastador verlo en esas condiciones.
“Los primeros cinco días fueron los más difíciles, estaba inestable, con arritmias y complicaciones propias de la gravedad de su estado. No teníamos idea de que podría pasar, pero siempre supimos que por su fortaleza física, su juventud y el hecho de ser deportista de alto rendimiento, se recuperaría y la vida nos dio la razón”, recordó emocionado.
Posterior al accidente que le provoca fractura en la mandíbula, pelvis y mano (derecha), el atleta de 19 años fue atendido en el hospital pediátrico docente Juan Manuel Márquez y luego hospitalizado en el hospital Hermanos Ameijeiras, donde pasó los dos primeros meses de gravedad.
Cuando por fin recuperó el caminar, pero aun en silla de ruedas, empezó a rehabilitarse en el hospital Amalia Simoni, de esta ciudad, donde recibió una magnífica atención multidisciplinaria de un equipo de maxilofaciales, ortopédicos, psicólogos y neurólogos, estos últimos para atender su problema de sueño, causante del accidente.
En 10 meses se recuperó. “Aún arrastra cierta limitación en la mano, que tal vez en un futuro requiera de algunos procedimientos, pero eso no le impidió regresar a las piscinas en la modalidad de trampolín, porque en plataforma, su anterior especialidad, hay que ejecutar paradas de manos.
“El 13 de agosto pasado volamos a La Habana, justo cuando el equipo nacional de clavados regresaba de Rusia, ese mismo día retomó su entrenamiento y al mes ya había recuperado gran parte de su forma física. Pasó las pruebas de control para asombro de los entrenadores, que no dudaron en seleccionarlo para Santiago 2023”, cuenta el padre orgulloso esta tarde muy especial en la pequeña casa del reparto La Caridad en la que por varios meses se diluyó la posibilidad de ser declarada Panamericana.
Mientras, la madre habla por videollamada con su campeón, ya instalado en la capital chilena. Lo que aquel trágico incidente convirtió en utopía ahora es una realidad porque la vida le dio la razón a esta unida familia camagüeyana.