Ese reno que nos mira iba a ser su título, o al menos con ese fue premiado en el concurso Celestino del año 2017, pero finalmente pasó a la vida en papel con el de La máquina de recuerdos.

Quince cuentos y 103 páginas componen el cuerpo de este ser nacido de la imaginación, el talento y las vivencias de la escritora Evelyn Queipo Balbuena, quien desde su Camagüey natal ya sobresale entre los jóvenes autores de Cuba.

Ganadora de los premios César Galeano (2008), Emilio Ballagas (2010), Luis Rogelio Nogueras (2012) y la beca El girasol sediento (2014), la autora logra un libro sugerente que tiene como centro a la literatura y el proceso creativo relacionado con ella, no solo en la parte escritural, sino hasta en su lectura, pues en ocasiones se tiene la sensación de que ella disfruta cada texto junto a nosotros.

Evelyn Queipo cuando recibió el Premio Celestino. Foto: Tomada del sitio web de la AHSEvelyn Queipo cuando recibió el Premio Celestino. Foto: Tomada del sitio web de la AHS

Desde la primera historia (Ese reno que nos mira) hasta la última (Amanda) gravita mucho de la camagüeyana, graduada de Letras en la Universidad de Oriente, y ella misma lo confirmó en una entrevista al expresar: “Tengo que poner en mis cuentos las situaciones que me rodean, con las que vivo, solo que no puedo evitar alterarlas. Siempre lo hago. Un poco. Ahí nace la literatura”.

Uno de los puntos más interesantes de La máquina… es la capacidad para motivar reflexiones mediante cuentos como El amanuense u otro aparentemente más simple, Propósito inicial, que salen del mundo literario para reflejar otros aspectos de la sociedad y sugerir análisis personales.

El grito, tercer relato del libro, parece en verdad una “joyita” narrativa, pues desde un entorno y un personaje simples se convierte en una meditación natural, entre la narradora-personaje y los propios lectores, con variaciones de la segunda y la tercera personas del singular, interrogantes particulares sobre la cotidianidad y posibles paralelismos entre la misma situación en algún lugar de Cuba, Noruega y París, sin sobresaltos ni ligerezas, pero con la certeza de que “todo depende”.

En otros, como Ese reno que nos mira, Películas y Amanda, se notan las meditaciones de la escritora más relacionadas con los procesos literarios, los límites entre ficción-realidad, y la creación en general.

El jurado que le entregó el Celestino, compuesto por María Liliana Celorrio, Rubén Rodríguez y Eugenio Marrón, reconocieron la capacidad de La máquina… y su autora para reinventar nuevas realidades a través de historias dilatadas o breves, las cuales tienen en su centro los valores humanos: “Todas ellas conservando el sabor último de lo verdadero, como si alguien nos invitara amablemente a compartir sus más deliciosas confesiones”.

En cada propuesta, uno siente que asiste a la experimentación, búsqueda, descubrimientos y anhelos de la propia Evelyn Queipo, madre de otros títulos como Pies en el cielo, manos en la tierra y Oros nuevos: El Viejo Continente, quien mezcla minicuentos y relatos más extensos de una manera armónica.

La máquina… es indudablemente una obra de ficción y reflexiones, un texto que funciona como imán, especialmente para quienes sueñan con ser escritores o dan sus primeros pasos en el mundo creativo.

Foto: Alberto Santos Casas / ColaboradorFoto: Alberto Santos Casas / Colaborador