TENERIFE, ESPAÑA.- De Benjamín Reyes Báez primero impactan la mirada y el silencio. Tiene la vista entrenada como periodista cultural, de hecho, por ahí empezó la relación profesional con el cine. Se le teme a esa manera callada de observar porque le brotan como de la boca del Teide palabras mordaces, criterios agudos. Cuando apenas lo conoces, el enfoque de sus preguntas te lleva a zonas de incomodidad. Luego de mucho conversar sientes que incluso desde el principio ha escuchado y respetado cuanto dices. Es un canario excepcional. Si fuera un despiadado no se hubiera inventado un festival en su amada isla de Tenerife, donde teje y amplía las redes entre músicos y cineastas, melómanos y cinéfilos, con toda una comunidad de entusiastas de la cultura.
—¿A qué atribuye el surgimiento del DocuRock?
—Soy periodista especializado en cine. He ido durante 20 años a los festivales más importantes en España. Con ese bagaje quise crear uno en Tenerife. Empezamos con seis documentales de rock en el Círculo de Bellas Artes en Santa Cruz en 2015. Duró un fin de semana. El Festival Internacional de Cine y Música DocuRock ha evolucionado con proyecciones, debates y conciertos. Llega a 16 municipios y a diversos espacios. Queremos llegar a todo el mundo.
Antes de profundizar en la parte del audiovisual, enfocamos ese gusto musical irreverente en el panorama de lo folclórico autóctono, la otra raíz de un empecinado en ofrecer el cine como el más espectacular de los riffs.
—¿Tocó usted de adolescente en alguna banda?
—No, pero desde pequeño me encanta el rock. A los 13 años, Pedro, un compañero del colegio me dio el disco "Highway to Hell" de AC/DC y me dijo: <<esta es la Biblia de Rock>>. A partir de ese día, mi vida cambió. En Canarias ha sido una cultura underground, desde finales de los años '60. De hecho, la segunda banda de España surge en La Laguna, un municipio de Tenerife. Se llama Guerrilla Urbana, aún activa, liderada por Miguel Díaz <<Zurda>>. Estuvo en el festival. Por el rock también organizamos la muestra de imágenes a propósito del aniversario 60 del Club A-GoGo, el primer local de conciertos de rock en Canarias y donde las mujeres estrenaron las minifaldas. Esas chicas yeyé iban a bailar rock and roll. Ahí estuvo el famoso dúo de Juan Pardo y Junior. Los Rolling Stones iban a venir en los '70 pero pedían demasiado dinero y al final tocaron sus teloneros, los Tomcats. En el A-GoGo cabían 2 000 personas. Era un pequeño espacio de libertad, con una bolera. Ahora se llama el Bar Rock.
El DocuRock sigue la ruta del patrimonio. Esta imagen da cuentas de su estancia en Tegueste.
—Su mirada es el filtro. ¿Qué tiene en cuenta para seleccionar las películas?
—Para que una película sea seleccionada en el festival tiene que contar una historia, por ejemplo, mostramos En el medio de Noruega, la historia de Jorge Martí, una estrella de rock en España que vive con su esposa donde no lo conocen y allá trabaja de enfermero. Aspiramos al evento totémico de película, concierto y diálogo. Debemos compartir las películas que vemos como experiencia. Abogo utópicamente por crear pequeños espacios de libertad. Es difícil encontrarlos, pero es posible conseguirlos. En esta edición, la novena, al Centro Integrado de Formación Profesional (CIFP) César Manrique fuimos con los hermanos Ríos a celebrar el aniversario 25 de Mambí y a hacer un cruce entre España y Cuba. Se trata de tender puentes, mientras hay gente dedicada a destruirlos. La cultura sirve para tender puentes, para escuchar al otro e ir a contracorriente en una sociedad cada vez más individualizada, más hacia adentro.
—Para nuestro evento elige hablar de la sección DocuRock Educa, ¿por qué?
—El Almacén de la Imagen era un festival que no conocía. Me ha sorprendido gratamente. Los cortometrajes proyectados en el CIFP César Manrique son muy buenos, abordan temáticas arriesgadas. Nunca he estado en Cuba, pero conozco muchos cubanos. Vista desde España, la realidad allá es de una vida más dura. A ustedes todo les cuesta más y por eso valoro que aboguen por el cine como espejo para mejorar la sociedad o crear un refugio.
“En ese sentido, la sección DocuRock Educa es una especie de cajón de sastre, donde proyectamos todo tipo de cine por la cultura inclusiva, sin un lenguaje cosmético. El cine y la música son una excusa para verbalizar problemas en la sociedad de los que no se habla suficientemente como estar en la cárcel, tener autismo, ser sordo”.
Benjamín menciona el documental La Singla, sobre una bailaora gitana sorda. Por eso implicó a la asociación Romi Camela Nakerar, que significa <<la mujer gitana quiera hablar>>, y a la Federación de Asociaciones de Personas Sordas de Canarias (Fasican): “En España hay un millón de sordos. La película es una excusa para visibilizar esas comunidades. La cultura debe ser inclusiva y llegar a todo tipo de público”.
Presentación de Hair en Multicines Tenerife, municipio La Laguna.
—Llama la atención lo extenso del festival, ¿cómo gestiona eso?
—No sé a nivel nacional, pero a nivel canario, sí es el festival más largo. Dura tres meses, cuando lo normal es una semana. ¿Qué pasa? Como espectador he ido a un montón de festivales que duran una semana, proyectan 100 películas. Nadie va a ver 100 películas. Entonces, lo que hay que hacer es diseminar las actividades. Nosotros hacemos 50 actividades en tres meses. Puede parecer mucho tiempo, pero son 50 actividades en ocho islas, en 22 municipios y todo está pensado con un año de antelación y para los sitios adecuados. En Lanzarote pondremos Los Corujos porque son una familia de pescadores de allá, por tanto, estimulamos un vínculo emocional con esa isla. Del Hierro es Aïda Ballmann, una actriz que dirigió Camino de Tierra en Senegal, habla sobre la historia de su familia, la interacción cultural. En el caso del tinerfeño Frank Casanova, varios cortos de terror han sido nominados a los Goya y aprovechamos para conectarlo con los pibes y adolescentes que gustan del cine de terror.
Todavía no comprendo la manera de sumar instituciones y sostener el ambiente del DocuRock, con la colaboración del Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife, el Ayuntamiento de La Laguna y el Ayuntamiento de Santa Cruz. Sacar adelante los cuatro días del Almacén cuesta sobresaltos todos los años. “A mí no me regala el dinero nadie”, aclara Benjamín: “Aplico a concursos públicos. No soy familia de nadie poderoso, pues aquí todo funciona por apellidos. Vengo de los Reyes de Fuerteventura, de cabreros y agricultores en el siglo XIX. Me lo he tenido que currar solo, por méritos propios; y luego, gracias a gente que te ayuda, gente que he ido conociendo como los hermanos Ríos y José Víctor Fuentes, de La Palma. Al final, con pequeñas ayudas consigues tu objetivo”.
El DocuRock diseña su programación en correspondencia con el público que estima adecuado para cada obra.
—¿Qué lo hizo desplazarse de periodista a gestor cultural?
—Estudié periodismo y pensaba que sería periodista toda la vida, pero la sociedad cambia. Ahora va más al espectáculo y yo no me siento cómodo ahí. No ha sido fácil asimilar este proceso, pero me adapto a los nuevos tiempos. Me dedico a la gestión cultural y a la investigación histórica. No me interesa ser famoso, pero sí quiero se valore lo que hago. Necesito sentir el feedback. Será mi utopía, pero necesito conectar con otras personas y aportar un grano de arena por una sociedad menos deshumanizada.
Concierto de Kim Simmons en el Liceo Taoro, municipio La Orotava.
—En esa búsqueda del público se supera en lo personal, ¿lo reconoce así?
—Los festivales de cine son una realidad paralela. En mi vida cotidiana y privada, soy introvertido y hablo con poca gente; pero en los festivales me pasa como a un niño en Disneylandia. Busco las conexiones, el complemento. Salgo al encuentro del público con un poco de ensayo y de error. He ido a sitios donde acude una persona. Ahí no vuelvo. Sin embargo, la mañana con los hermanos Ríos hubo 150 alumnos, un diálogo entre generaciones del siglo XX y del XXI y funcionó, lo sé además por el aplauso prolongado.
La música y su público en Tenerife, como impulso del festival.
—También practica el senderismo, ¿le da su isla la mayor oportunidad de su vida?
—La pregunta no es fácil de contestar. Nací en Tenerife, pero sentía que no pertenecía a esta isla, que debía haber nacido en otro sitio, en París, en Nueva York... Soy de Santa Cruz. Con 20 años era un soberbio, ya voy para 49. En el 2011 me dio una crisis personal: perdí el trabajo, perdí la pareja, se murió el perro. Entonces empecé a caminar toda la isla, a conversar con la gente de los pueblos, a ir a los archivos. Tenerife me parecía un lugar pequeño con poca historia hasta que descubrí otra isla y surgió un vínculo verdadero. Cada uno debe sentirse orgulloso del lugar donde ha nacido, sin complejo de superioridad ni de inferioridad; por eso ahora escribo libros de historias de Tenerife. Tenemos el derecho a contar nuestra propia historia y que sea escuchada.
La periodista camagüeyana Yanetsy León presentó la muestra de El Almacén de la Imagen, en sesión compartida con los directores Teodoro y Santiago Ríos, pioneros del nuevo cine canario.
El centro César Manrique ofrece capacitación profesional en diferentes ámbitos, entre los que se cuentan especialidades del cine.
El festival explora todas las posibilidades con la publicidad. Este año pondera la figura del músico español Juan Perro, quien ofrecerá un concierto en la Sala Aguere, en La Laguna.
Benjamín delante del mural que recuerda al artista español César Manrique (1919-1992) en el patio del instituto homónimo en la ciudad de Santa Cruz, capital de Tenerife.