CAMAGÜEY.- Unas 13 000 personas han visitado en menos de un mes El Circuito. Esa cifra tiene un alto por ciento de los que repiten y el porqué no cuesta averiguarlo, solo llegar hasta el atractivo espacio de la calle Ignacio Agramonte.

Abre de miércoles a domingo y el momento climático tiene el horario fijo de 10:00 a.m. a 12:00 m., mientras está disponible para el público la muestra Futuro y Tecnologías Hoy, en su tercer verano.

Es común encontrar a los niños dibujando o inventando figuras con plastilina. La otra mañana estaban junticos Alenis y Dylan, ambos de cinco años. Cuando ella terminó le dijo a un trabajador: “Mira, hice una perra hembra”.

También a los pequeños les encanta el juego de arqueología. Toman la brocha para ir moviendo la tierra con cuidado hasta topar algo que enfocan con la lupa. Los datos de los fósiles están en los bordes del área de excavación y toca a los padres decir si el hijo no sabe leer.

Hay más: una máquina para bailar según el ritmo y los movimientos de las figuras en la pantalla, equipos con sensores que detectan la presencia humana, el juguete eólico, objetos para saber de holografía y realidad aumentada...

También el otro día estaba sentada en una esquinita Rosario Gutiérrez Rivero: “Estoy aquí disfrutando lo que usted no se imagina”, dijo la señora de 78 años. Andaba con el bisnieto Alejandro Peña.

“Deseo que este proyecto se mantenga. Es tan bueno para los niños y para los mayores, e importantísimo, es gratuito. Observo el personal, dedicado, se acerca con amor, no anda de prisa. Podemos avanzar creando una nueva generación dentro de esta generación”, sentenció Rosario, quien dirigió círculos infantiles.

A propósito del equipo de El Circuito, vale destacar al grupo de niños voluntarios que orientan sobre la muestra. Entre ellos está Diego Calvo Quintana, estudiante de clarinete en la Escuela Vocacional de Arte Luis Casas Romero.

“Llevo tres veranos. Siempre me ha ido bien. Me ha gustado aprovechar la mañana aquí. Primero estuve explicando la impresora 3D, luego la segunda parte de la galería, y ahora, en la máquina de baile. Esta es mi segunda casa”, afirmó Diego.

Justo en la pista cae espuma de vez en cuando, y eso no le gusta encima, sale disparado hasta que se despeja el alboroto. Por lo demás, no pierde la vista a los curiosos: “El que no sabe llega un poco asustado o asombrado y se va maravillado. El que sí, trae su conocimiento pero siempre se va con algo nuevo”.

En el equipo de apoyo también se cuenta a la quinceañera María Alejandra Santana Pérez, hija de Diana y Jorge Luis, los artistas impulsores de El Circuito. Ella sumó a sus compañeros de aula desde la primaria a los talleres infantiles.

“Nos enseñaron de robótica básica y electrónica, a editar y hacer stop motion. Después surgió la idea de la exposición Futuro y Tecnologías Hoy, quiénes mejores que nosotros para tratar a los niños. He tenido que bailar, comunicarme con las personas, ocuparme de los niños de 8 y 9 años que son tan curiosos y espontáneos”, contó María Alejandra.

El Circuito tiene varias opciones: el cine 3D, la cafetería, ofrece fiestas sistemáticas y la muestra de verano. El mes próximo comenzará a ampliar el diapasón, como proyecto sociocultural autofinanciado, dentro del Ministerio de Cultura.

“Deja de ser una Iniciativa Municipal de Desarrollo Local con parámetros empresariales. En ese sentido podemos controlar más el ingreso para destinarlo a mejorar la tecnología para la parte comercial del 3D”, explicó el artista visual Jorge Luis Santana, el gestor principal del proyecto.

En septiembre retomarán los talleres con niños y jóvenes, convocatoria ya abierta a los interesados; entre tanto, concentran los esfuerzos en el agosto lúdico desde un lugar privilegiado del centro histórico de Camagüey.