“Los Grandes Nunca Dicen Adiós”, grita a modo de epitafio una tumba de la necrópolis de Camagüey hace 19 años. Quienes entran por la vía lateral de la parroquia Santo Cristo del Buen Viaje pueden escuchar el silencio que arropa a uno de los hombres más aplaudidos del béisbol en esta provincia.