Annalie López libra una auténtica lucha para fluir en la música con el cimarronaje que la acentúan entre los jóvenes cantautores cubanos. Si fuera deportista, practicara el salto con garrocha, y justo ahora la veríamos sobre el listón, suspendida por el impulso de su portentosa voz, sin la posibilidad de la caída a pesar del efecto de gravedad de lo cotidiano y de los cercos de la moda cultural.