He querido comenzar con el primer poema de El diario que a diario (1972) de Nicolás Guillén, titulado AVISOS, MENSAJES, PREGONES: Primero fui el notario/ polvoriento y sin prisa,/ que inventó el inventario./ Hoy hago de otra guisa:/ soy el diario que a diario/ te previene, te avisa/ numeroso y gregario./ ¿Vendes una sonrisa?/ ¿Compras un dromedario¿/ mi gran stock es vario./ Doquier mi planta prisa/ brota lo extraordinario.