En la Sala de Música de la Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella de Camagüey, con su piano de cola de fondo y la sensación en el aire de las viejas partituras para las refinadas liturgias de concierto, se vivió un gesto que desafía silenciosamente el olvido: la donación de dos libros sobre el rock cubano, un género históricamente arrinconado. Uno de ellos irá a la Sala de Arte, como si reclamara su espacio en una casa que nunca lo esperó del todo.