CAMAGÜEY.- Volvieron a encenderse antes que el sol las luces en casi todas las familias de los barrios citadinos, el predominio hogareño del bullicio y atuendos combinados: gorras, sombreros, pañuelos, pulóveres blancos, rojos y azules... agua en vasijas plásticas, café, y hasta merienda de refuerzo... sin embargo, esta vez se sumaron imprescindibles los nasobucos y pomitos con desinfectantes para mantener a distancia la pandemia.

Por las calles de las comunidades —en penumbra mañanera— los vecinos más longevos reconocieron las voces y viejos dicharachos de vecinos y se incorporarán otros de sin igual frescura juvenil y demás parientes que, por sus medios o en transportes laborales, se concentrarán en los puntos casi exclusivos de otros “Primeros”: bocacalles y sitios de la Avenida 26 de Julio próximos a la Plaza Mayor General Ignacio Agramonte Loynaz.

En este aniversario 63 del Primero de Mayo libre y popular, familiar, primero también de la Revolución, vuelve la población abanderada de cubanía revolucionaria a mostrar y defender las conquistas y vigentes logros sociales y económicos. La mayoría popular toma las calles para denunciar el inhumano bloqueo de Estados Unidos, el doble rasero imperial yanqui de calumnias contra Cuba Socialista y todos los países que no se sometan a sus designios.

El pueblo de Camagüey, la gran familia agramontina, igual y diferente, con alegría y tras un abril de victorias históricas, regresa a los escenarios tradicionales de la fiesta internacional del proletariado, más fortalecido y decidido a retomar los fueros provinciales de la ganadería, las zafras azucareras, el desarrollo industrial... con nuevas experiencias acumuladas, la continua algarabía juvenil insustituible y de continuidad.