CAMAGÜEY.- Melany solo tiene 5 años y hay muchas cosas que no entiende del mundo en que le rodea, más se da cuenta que el 1ro de mayo del cual hablan los adultos, con COVID-19 o sin él, es un día diferente. Ella no tiene banderas grandes y coloridas, como las que sus vecinos de los edificios cercanos del reparto “Monte Carlos” han puesto en los balcones. Por eso pintó las suyas, son cinco, seis, siete, las que dibujó con lapicero sobre hojas mal rasgadas de alguna libreta a rallas que encontró en casa y con los palillos de tender las sujetó en los balaustres. Su balcón es el que más estandartes tricolores tiene en el barrio y con orgullo se lo muestra a su hermanito pequeño (Keiler).

Ante sus muchas… preguntas le explicaron que todo el colorido es porque este viernes es el día de los trabajadores. Le dijeron que las banderas y los carteles son la manera que encontramos en tiempo de aislamiento social para agradecer a esas personas que, desafiando la pandemia, no pueden quedarse en casa. También como señal de que, a pesar de las distancias, de las dificultades y carencias, estamos juntos, unidos, porque esa es la única forma de salir adelante.  

Es tan cierto- son tantos… miles, tal vez millones, los hombres y mujeres que cambiaron el desfile tradicional por estar allí donde el deber los llama. Son tantas las maneras que encontramos de hacer único este 1ro. Los guajiros, por ejemplo, hoy también se levantaron temprano para ir a hacer parir la tierra y desde los municipios de Vertientes, Jimaguayú y Najasa, respondieron al llamado del buró provincial de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap) y donaron desinteresadamente una parte de sus cosechas para ayudar con la alimentación de los trabajadores y enfermos en el hospital militar Dr. Octavio de la Concepción y  de la Pedraja.

En la Plaza de la Revolución Ignacio Agramonte, esa que durante décadas ha sido testigo de la fiesta del proletariado, tampoco hubo silencio. Su gente, sabiendo que #SuCasaEsSuPlaza se fueron con escoba y trapeador en mano para dejarla más linda que antes, más limpia. Como aseguran María de los Ángeles, José Medina, Isabel e Iyolexis, trabajadores de dicha institución, todo esto pasará y nos volveremos a encontrar en la plaza de nuestros grandes acontecimientos. Las principales fábricas tampoco se detuvieron, ni los correos, instituciones gastronómicas, panaderías y mercados, entre tantos otros.

¿Quién dice que este viernes no se festejó en Cuba el Día Internacional de los Trabajadores? Desde la casa, el barrio, el surco, tras el mostrador, en la producción o en los servicios, en las redacciones de prensa y en las instituciones de la salud, saludamos a nuestros trabajadores y a esta Cuba inmensa, que, aunque imperfecta, nos colma de orgullos. Con un post en las redes sociales, con el cartel y la bandera en el balcón, con las notas del himno nacional, con los aplausos, con el sudor de la faena, sumamos mil maneras de festejar y agradecer.

“¿Por qué no se lo decimos gracias?”- pide Melany cuando terminan de explicarle. “Porque hay coronavirus” le recuerdan. “¿Por qué no nos ponemos nasobuco y ya?”- insiste. “¿No se puede salir de casa?”-le refutan. “Entonces se lo grito a las nueve, y los aplaudo”, jura.