Fuera de la cabecera provincial el sano esparcimiento parece no dar señales muy halagüeñas, son más los criterios negativos al respecto que las buenas referencias. Los inconvenientes se repiten en cada uno de los lugares a los que llegó este equipo de periodistas. A las personas les afecta la ausencia de variedad en las propuestas, las malas condiciones de algunos sitios y el poco aprovechamiento de otros, las limitaciones tecnológicas y las variantes que se ven obligadas a escoger ante la opción cero.
¿A DÓNDE VOY?
El que está de paso por Nuevitas podría pensar, ante tantos nombres de centros culturales, que lugares para distraerse son los que sobran. Sin embargo, la pregunta está en si lo que se hace actualmente satisface los gustos y necesidades de la población, si se es todo lo sistemático que debiera y si los precios son asequibles.
Para el joven nuevitero Ariel Velázquez la recreación en la cabecera municipal podría catalogarse como regular. “Han traído orquestas nacionales y tenemos los Rumbos, como el Loco, Loco, el Hola, Hola, además de la terraza del Hotel Caonaba. Para mí se puede salir cualquier día y pasarla bien”.
Anairis Vera difiere mucho de este criterio. “Los Rumbos tienen un precio elevado, y en ellos no hay variedad pues la música es siempre la misma. Los jóvenes no cuentan con lugares en los cuales divertirse. El “Balkán”, donde antes las parejas podían compartir, ahora es una discoteca y prácticamente el único sitio para los de mi edad”.
Para otros como Dayán Infante Reyes, la recreación debe ampliarse más y estar acorde con los gustos de las personas. “Muchos prefieren asistir a estos lugares, pero también están aquellos que gustan de leer un libro, disfrutar de una buena película o compartir en un sitio más íntimo; algo que no siempre es tan fácil en esta ciudad”.
Por otra parte, en Esmeralda, la recreación se reduce a los fines de semana, comenta Sara María Estrada Martínez. “A veces se hacen juegos deportivos para los niños y los muchachos, y los instructores de arte hacen algo en la Casa de la Cultura, pero no hay mucho más. Sin ir muy lejos, ya ni en el cine ponen películas”.
Esa es una verdad a medias, pues aunque pocos lo conocen, en ese municipio el cine América ofrece los fines de semana tres funciones cinematográficas. Según Francisco Hernández González, técnico del lugar, las proyecciones se hacen con televisores como en cualquier casa, porque no tienen pantalla grande. De allí que muchas personas se queden en sus hogares y la asistencia de público sea muy mala.
“Dos sábados al mes tenemos una discovideo, y también está el anfiteatro para los jóvenes, pero esto no es suficiente. No hay un cabaret, ni una discoteca que trabaje de viernes a domingo y la Casa de la Cultura, que tenía su espacio, lleva varios años cerrada y solo organiza algunas actividades en su pasillo. En este pueblo tuvimos el cabaret Cinco Estrellas, que era emblemático y se cerró para construir una tienda recaudadora de divisa y hasta el sol de hoy”.
Fuera de la cabecera municipal la situación es más preocupante. “En Jiquí, —comenta Yunier Ferre Caballero— el Plan de la Calle ya no existe y esa era una de las actividades que más le gustaban a los niños. Las tradiciones campesinas como las carreras de caballo, las peleas de gallo o el rodeo se han perdido”.
En Brasil hay un solo centro nocturno, El Manguito, y según Sara María “después de las 12 de la noche se forman tremendas broncas porque lo único que venden son bebidas alcohólicas; el cine no funciona tampoco. Por suerte los Joven Club todavía trabajan, pero como no les dan mantenimiento a las máquinas hay muchas rotas”.
En Guáimaro no cambia el panorama, la discoteca de los sábados se convierte en la única alternativa, e incluso en algunos lugares como Martí, se carece de ella. El joven martiseño, Marvin Quiñones, declara la insatisfacción reinante entre los pobladores de su terruño: “La juventud está en la calle porque cerraron la discoteca que radicaba en el Círculo Social, arrendado en estos momentos por un cuentapropista”. En las noches de sábado la Carretera Central recibe una avalancha de muchachos que, ansiosos por distraerse, deben viajar hasta Cascorro para asistir al Cabaret “La Roca”, el único en unos cuantos kilómetros a la redonda.
En la Cuna de la Constitución son leves las ventajas. Al terminar la semana los jóvenes se engalanan para salir a la única discoteca de la ciudad y luego se convierten en asiduos del Servi-Cupet o el Parque Central, donde terminan en compañía de bebidas alcohólicas y cigarros.
ENTRE CLAUSURAS Y LOCALES EN DESUSO
Otro aspecto que afecta la recreación en los municipios es el referente a los inmuebles destinados a ese fin. Reparaciones que parecen no acabar nunca, y locales destinados a otros usos o abandonados son la tónica en estos lugares.
Mairelis Socarrás Rivero, promotora cultural de Cascorro, considera que los jóvenes de ese lugar necesitan otros espacios, porque “La Roca” no puede constituir la única opción. Por eso desarrollan un programa de actividades educativas y de promoción de la lectura. “Sin embargo, otras iniciativas solo son posibles gracias al esfuerzo de la brigada de instructores de arte, que ni siquiera cuenta con un espacio para presentarse. Mientras, la pequeña sala de video se encuentra subutilizada”.
Entre el 2014 y lo que va del 2015, se han reparado las Casas de la Cultura de Minas, Senado y Lugareño, en este último se intervino el cine para hacer una suerte de anfiteatro, y se está terminando un nuevo local para el Museo Municipal.
Estas mejoras en infraestructura tienen que ver con el otorgamiento de la sede del 26 de Julio, gracias a lo cual Minas ha recibido 838 000 pesos para el arreglo de instituciones culturales.
Recientemente fueron recuperados la Plaza Bello Monte y el parque infantil Turiño, donde se prevén instalar dos áreas con gimnasios biosaludables. Similares beneficios también se planifican en los cabarets La Terraza y Bajo las Estrellas, cuyos locales estaban destinados a la Asociación de Combatientes y a un Centro de Gestión Contable, y ahora pudieran volver a cumplir sus funciones primigenias.
No obstante, todavía queda mucho por hacer: ninguna de las salas de video del municipio funcionan ya, y el cine, también en reparación, se usa para espectáculos de payasos.
Pese a los esfuerzos, las caras de los jóvenes Yusnier Gallo Mandri, Jandri Noy Cabrera y Rafael Álvarez Molina, hablan por sí solas. “En Minas no hay un lugar tranquilo donde salir por la noche con tu pareja, o donde ir a tomar un helado; apenas esto nuevo de Bello Monte, los fines de semana, lo demás es borrachera y ron en los bares. En verano la alternativa es ir hasta Senado para poder bañarse en una piscina, porque aquí ni eso hay; y de lunes a viernes, no tenemos nada que hacer”.
RECREACIÓN… ¿PARA TODOS?
Al hablar de recreación se suele pensar sobre todo en los más jóvenes pues son los que mayormente salen a la calle para divertirse; pero los niños y ancianos constituyen grupos etáreos que necesitan del esparcimiento sano.
Según Manuel Madrigal Torres, vicepresidente de distribución del Consejo de Administración Municipal de Guáimaro, la Comisión de Recreación que se activó en el mes de febrero y funcionará durante todo el año, creó un espacio para los niños con matiné los sábados de 6:00 p.m. a 9:00 p.m. en el Cabaret Maracas y los domingos en el salón El Recreo, en la ciudad cabecera. “La iniciativa ya dio sus primeros frutos y constituye una válida opción con variadas ofertas gastronómicas.
“Otra decisión acertada, —explica el funcionario— fue el traslado de la discoteca para el Círculo Social. El cabaret donde esta sesionaba se dedica actualmente a los adultos, con un repertorio de la década del ‘60”.
En Minas, Cultura programa actividades para los diferentes públicos. No obstante, los criterios de la población muestran algunas insatisfacciones. Neiby Fernández Mena, madre de un pequeño comenta que no se hacen casi actividades. “Uno que otro domingo el Inder ofrece juegos participativos en el parque Turiño, pero más nada”.
Algo similar ocurre en Esmeralda con la tercera edad, donde a excepción de quienes pertenecen al club de la década, los que pasan de 40 años no tienen a donde ir.
Una de las mayores problemáticas alrededor de la recreación en toda la provincia es que no se realizan estudios de públicos sobre las preferencias de la población y la aceptación de las propuestas actuales. Las carteleras culturales se conforman con cientos de actividades, pero la mayoría de ellas para nada acordes con los gustos de las diferentes generaciones. Sucede también que se invierten grandes cantidades de dinero en construir o reparar lugares para determinadas finalidades, y una vez puestos en marcha no tienen los resultados esperados porque no es lo que la gente desea.
Si bien es cierto que la mayor parte de la juventud de hoy opta por la pista y el baile, eso no quiere decir que la literatura, el cine, las artes plásticas, el deporte o cualquier otra manifestación, no tengan su espacio; pues para gustos, los colores, como reza la voz popular. Lo que viene faltando es una mayor organización, diversidad en las actividades y promoción, palabra que muchos suelen obviar.
La recreación no es algo que pueda hacer con éxito cada institución o ministerio por separado, allí está la realidad para demostrarlo. Tampoco se trata de buscar un único responsable, sino más bien de aunar esfuerzos entre Cultura, el Inder, Gastronomía, el Gobierno...; que también la UJC sea realmente sugerente y que represente en las Comisiones de Recreación de cada territorio los intereses de niños, adolescentes y jóvenes. Solo así se podrán llevar opciones de esparcimiento a cada rincón y eliminar de una vez por todas la montaña de cuestionamientos e inconformidades que emergen al hablar del tema.
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