CAMAGÜEY.- El sistema de salud también se resiente los golpes derivados de estos tiempos de complejidades económicas, de extremas limitaciones para adquirir desde medicamentos básicos hasta tecnologías imprescindibles.
Los problemas están, aparecen cuando menos se imaginan. Ya resulta habitual que firmas extranjeras cierren contratos con el país por presiones norteamericanas, y eso exija, obligue, a buscar alternativas en mercados lejanos que encarecen los costos para una economía cuyos ingresos son mínimos.
Pero en medio de ese panorama de carencias, el capital humano formado durante años, ahora se convierte en pieza clave para, poco a poco, contribuir a reducir los efectos reales, claros, objetivos, de un bloqueo que para algunos se antoja como pretexto para justificar cualquier episodio de insuficiencias subjetivas internas, pero que demuestra a diario su cruel intención.
Fotos: Leandro Pérez Pérez/Adelante
TALENTO… CONTRA CARENCIAS
La clara y larga visión de Fidel fue la razón de la creación en la década del ´80 del pasado siglo de los centros de ingeniería clínica y electromedicina, una especie de “antídoto” de gran efectividad para reducir, ahora más que nunca, los problemas presentados por las roturas de los equipos disponibles en el sector de la salud.
Ese nicho de especialistas cobra capital importancia, pues de su ingenio y talento salen soluciones que han alargado la vida útil a infinidad de medios requeridos en los diagnósticos médicos, u otros esenciales como autoclaves, sillones dentales, camas de operaciones…
Como precisara el ingeniero Yosvel Tabares, director del colectivo, las iniciativas desplegadas, que abarcan igualmente a Ortopedia Técnica, no solo mantienen y mejoran el funcionamiento tecnológico, sino que se revierten en el ahorro de miles de pesos en moneda libremente convertible a Cuba.
Las propias carencias, la inaccesibilidad a mercados hasta para la compra de piezas de repuesto, devino detonante para que el movimiento de innovadores y racionalizadores, la ANIR, despliegue ingenio y capacidad creadoras en función del bienestar colectivo.
Con apenas 33 años, Ricardo Domínguez Pérez, joven egresado de licenciatura en Electromedicina, y en funciones de subdirector técnico, afirma, sin que medie pregunta alguna, que el propósito esencial no es el solo hecho de recuperar, de devolverles las prestaciones a los equipos, sino hacerlo a un costo mínimo y con alto impacto.
“En estos años, precisó, reincorporamos cientos de medios fuera de servicio, y a otros sin sostenibilidad técnica, por los mencionados déficits en los recambios. A veces se nos hace imposible echarlos a andar, porque nos regimos por normas de estricto cumplimiento. Nada que arriesgue a los pacientes se aprueba”.
—¿En ocasiones logran mejorar el original importado?
—Pasó con la planta potabilizadora de agua en la sala de Nefrología del Hospital Pediátrico que, tras los trabajos acometidos, se aumentó incluso el flujo y la calidad del líquido tratado.
“Pudiera enumerar varias soluciones de interés, como la activación de nueve monitores dañados, empleados en las salas intensivas, gracias a la dedicación de Nelson Acosta, o el procesador de tejidos, con prestaciones determinantes en Anatomía Patológica, y los ventiladores pulmonares, conocidos por su protagonismo en los momentos críticos de la COVID-19”.
EL HOMBRE CLAVE… Y SU EQUIPO
Nada de exageración, si se dice que Ángel Rodríguez Bermúdez, un espirituano-camagüeyano es clave en las autoclaves, fundamentales para la esterilización de diversos instrumentales en toda la infraestructura asistencial.
Con poco más de cuatro décadas de oficio, la experiencia le auxilia para descorrer cualquier posible “misterio” que tengan para enviarlas de vuelta con prontitud a la cotidianidad. Habla con extrema fluidez, domina con una facilidad pasmosa cada una de las partes y piezas, y con una simple sonrisa de respaldo dijo: “las que llegan rotas casi nunca se quedan sin arreglo”.
No conjuga el mérito en singular. Pondera la voluntad de su equipo. Es ese jefe que apoya, respalda, el bregar cotidiano. Suele olvidarse de las horas, porque usualmente extiende la jornada laboral hasta su casa… sin excluir los fines de semana.
“Aquí en el taller, te encuentras autoclaves de una gran diversidad de fabricantes, muchas con una enorme obsolescencia, por sus 15, 20 años de explotación. Y hasta más. Pero si analizas, con tantas alternativas, ya casi son nuestras. Afortunadamente podemos darles más tiempo de trabajo, y garantías de durabilidad al personal que los utiliza”.
—¿Solo las autoclaves?
—Qué va— y sonríe. Por nuestras manos pasan también las mesas y las lámparas de los salones de operaciones, se labora intensamente en recuperar sillones de Estomatología en varios municipios, y otros de la cabecera provincial, como las clínicas La Vigía, Previsora y Finlay. ¡Ah!... y el protector de fase para los compresores.
La charla casi concluye. Una nueva tarea aguarda para la tropa de Ángel. Hay premura, pues una unidad necesita reparar su autoclave. Y casi de inmediato una respuesta dada me “suena” muy conocida: “tiene solución… no se preocupen”.
Foto: Leandro Pérez Pérez/Adelante/Archivo
EL BLOQUEO NO ES FICCIÓN
No solo recuperan, también realizan el ejercicio funcional en servicios de una alta sensibilidad, como los de Nefrología, donde a diario el reto consiste en sobreponerse a las carencias de medicamentos, que obligan a los especialistas a lidiar una franca batalla contra los imponderables.
Hoy el mercado mundial lo dominan las grandes transnacionales, muchas operadas por firmas norteamericanas, o asociadas al capital de ese país. Eso, no sobra decirlo, ralentiza, agrava, la más elemental gestión que permita mayor y mejor calidad de supervivencia a pacientes aquejados de insuficiencia renal crónica.
Esos casos demandan tratamiento de hemodiálisis y diálisis peritoneal, que aunque se prestan totalmente gratuitos para los requeridos de esas atenciones, es importante validar sus costos, sobre todo porque los riñones artificiales –disponen de 20— exhiben precios elevados en el mercado, así como reactivos, insumos, e instrumental.
La Dra. Arianny Betancourt Recio, especialista de 1er. Grado en Nefrología, y jefa de servicio de esa especialidad en el hospital universitario Manuel Ascunce, observa que todos estos inconvenientes perjudican a sus actuales 140 pacientes de hemodiálisis, así como los que presentan lesión renal aguda, estos últimos requeridos de tratamiento dialítico en el municipio cabecera del territorio agramontino.
Con 15 especialistas, el Centro atiende además a enfermos de Las Tunas y Ciego de Ávila, en su condición de instalación regional, y les da seguimiento a pacientes trasplantados, entre otros objetivos.
Tanto el personal médico, de Enfermería, técnicos y operarios, siguen comprometidos en mantener su misión fundamental: brindar un servicio de alta profesionalidad, pese a carencias materiales que también golpean la integralidad en la atención.
Sin embargo, hay una realidad, la salud cubana, en cualesquiera de sus aristas, ya sea desde un taller en busca de la magia del talento para recobrar tecnologías, o desde una institución hospitalaria, tiene un don que la hace muy especial: su calidad humana.
ALGUNAS MUESTRAS DEL HACER 1.- Recuperación de monitores multiparamétrico 2.- Adaptación y modificación de protectores de línea trifásica para compresores. 3.- Recuperación de Adaptador Roscado. 4.- Prótesis especial con cavidad plástica desarticulado de cadera. 5.- Adaptación de resistencias para autoclaves. 6.- Recuperación de pie dinámico. 7.- Recuperación de cabina de Bioseguridad. |