CAMAGÜEY.- La abuela le dijo a Juan José, con la vehemencia propia de la edad: “Coge los pomitos de medicamentos que hay en el estante del patio y llévalos para la farmacia, serán más útiles allá que amontonados sin ningún uso”.

La propuesta de la mujer, no tan común en nuestros hogares, adquiere gran connotación en tiempos en que las importaciones de frascos se reducen y su reciclaje vuelve a ocupar un lugar vital e inaplazable.

En época de bonanzas se dejó a un lado la gestión recuperativa de pomos de medicina, la cual constituyó durante años una tarea esencial de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), con el concurso de la Organización de Pioneros José Martí y de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), espacios en los que se promovían competencias emulativas.

Milagros González de Armas, cincuentenaria dependienta de farmacias, activa aún en la unidad de Padre Valencia y Lugareño, explicó las altas y bajas en la recepción de los recipientes que donaban los vecinos hasta que aparecieron las casas de compra de la Empresa de Materias Primas y mermó su recepción.

Hoy cobra de nuevo importancia la devolución de pomos, con dos variantes fundamentales: los que done la población a las farmacias y los que lleven a las casas de compra. En dichos establecimientos tienen un precio de un peso por unidad, mientras la empresa recuperadora elevó de 70 centavos a $1.20 su comercialización con la dependencia de Salud Pública.

Durante el 2020, esta última recibió el millón 800 000 frascos contratados, plan que para el actual año asciende a dos millones, según explicó el licenciado Dixsan Rojas Cruz, director de la Empresa Provincial de Farmacias y Ópticas.

También debe retomarse el protagonismo de las organizaciones. En conversación con Adelante Digital, la secretaria general de la FMC en Camagüey, Yodelkis Fajardo Orhiuela, dijo que promueven en sus delegaciones de base la recuperación de frascos, fundamentalmente para la medicina tradicional, de modo especial en la etapa de pandemia. Tal iniciativa debe multiplicarse aún y extenderse a los CDR y los pioneros.

Mientras no se reanude la puesta en marcha del lavadero, el colectivo se dedica a envasar frascos de hipoclorito. Foto: Alejandro Rodríguez Leiva/ AdelanteMientras no se reanude la puesta en marcha del lavadero, el colectivo se dedica a envasar frascos de hipoclorito. Foto: Alejandro Rodríguez Leiva/ Adelante

OTRA REALIDAD DEL PROBLEMA

La dinámica de pensar como ricos indujo a dejar a un lado el lavadero de frascos ubicado en la calle Julio Sanguily y Carmona, en la barriada de La Vigía, por donde circulaban cada año miles de unidades.

El director de la Empresa Provincial de Farmacias y Ópticas fue minucioso en sus explicaciones: “El año pasado se le dio mantenimiento a las máquinas, y aunque es una técnica prácticamente criolla, funciona bien. La piscina donde se ponen en remojo, que tenía salideros, fue recuperada. La instalación nunca se destruyó. Se utilizaba para envasar hipoclorito. Lo único que ha cambiado de aquel tiempo es que no tiene la caldera para lavar los frascos a vapor”.

El directivo explicó que en frío se puede cumplir el proceso de lavado, siempre que dispongan de detergente en polvo, producto con el que han afrontado dificultades por carecer los proveedores de este en sus inventarios, aunque en ocasiones lo han suplido con detergente líquido, con cierta inestabilidad también; de sosa cáustica con una demanda que no sobrepasa los 500 litros al año y acceden sin mayores contratiempos.

Algunos entrevistados como el Doctor en Ciencias Pedagógicas y licenciado en Química Alfonso Álvarez Ayala, y José Lozada Gómez, profesor de esa especialidad durante 38 años y acucioso investigador, valoran que siempre que las labores de higienización de los frascos se realicen apegadas al uso de sosa cáustica, hipoclorito, detergente y vapor, pueden emplearse para envasar medicamentos tanto para uso externo como interno.

Sin embargo, no están agotadas las posibilidades de confirmar científicamente si tras una minuciosa labor en el lavadero los frascos pueden reutilizarse y decidir al respecto. Sería una respuesta contundente a las necesidades del país, para disminuir las importaciones.

Desde 2017 se recibían al año en Camagüey unos 11 millones de frascos de diferentes tipos; de ellos poco más de la mitad destinados a la producción de fármacos. En el presente 2021 el plan prevé producir seis millones de unidades de medicina natural, químicos dispensarial, y fórmulas magistrales.