CAMAGÜEY.- Poco más de 52 años hace que el Comandante en Jefe “mirara” de frente a la tormenta tropical Inéz desde el primer radar puesto en funcionamiento en Cuba en la Gran Piedra, Santiago de Cuba. El proyecto formó parte de las medidas que se adoptaron en el país para prepararnos y prevenir en lo posible el efecto de fenómenos meteorológicos luego del paso del Flora por tierras cubanas en 1963.

Los radares son los primeros observadores terrestres de los fenómenos meteorológicos; una vez que estos entran en su alcance de medición pueden proveer a los especialistas de datos más precisos como posibles trayectorias y el punto por donde deben tocar tierra.

Constituyen medios eficaces en el seguimiento y pronóstico de tormentas y un instrumento complicado que explora en 3D la atmósfera en un radio que puede llegar a 500 km. Por su precio en el mercado internacional, más de tres millones de USD, no son asequibles para muchos países, sobre todo si se tiene en cuenta que es un producto con una vida útil de entre 10 y 15 años.

El sistema de vigilancia por radar en Cuba tiene su Centro Nacional (CN) en Camagüey. El equipo que lidera el Dr. C. Orlando Lázaro Rodríguez González ha logrado posicionarse, según la Organización Meteorológica Mundial, como la sexta mejor cobertura por radar, y para coronar este éxito lo hacen con medios que tienen entre 35 y 40 años de uso.

Ese grupo desarrolló y puso en explotación en el 2012 el prototipo de Radar Meteorológico Cubano (Doppler), solicitado por el Comandante en Jefe al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma). Este sirve de base para la modernización del resto de los radares de Cuba, y responde a las condiciones específicas del país, con un precio de menos de un  millón de USD.

“El prototipo no es una solución técnica lograda solamente para la sustitución de importaciones y para el consumo doméstico, sino que presenta características innovadoras que no tienen otros radares modernos”, explicó Rodríguez González.

“Durante los últimos 15 años ha exportado numerosos servicios. Es cierto que no hemos podido vender un radar completo, pero sí soluciones parciales de hardware y la instalación de un software, se han prestado diversos servicios de asistencia técnica, asesoría y entrenamientos. Todo esto ha sido transferido a países tan diversos como Sudáfrica, Venezuela, Colombia, Honduras, Rusia, Nicaragua, Guatemala y Costa Rica. En algunos casos de accidentes de aviones y barcos perdidos brindamos un servicio especial de información de radar a países vecinos. Hemos empleado diferentes modalidades de colaboración que han reportado beneficios por alrededor de medio millón de USD.

“Actualmente la información de los ocho radares meteorológicos se recibe, archiva, procesa y distribuye a todo el país y a instituciones afines de otras naciones en las instalaciones del Centro Meteorológico de Camagüey. La red cubana de radares tiene un alto reconocimiento del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos por los servicios brindados al paso de ciclones tropicales en nuestra área geográfica porque el paso de los huracanes hacia el norte ocurre, mayoritariamente, atravesando el territorio que custodian los radares cubanos.

“Sin embargo, sufrimos directamente el impacto del bloqueo en dos asuntos principales: se encarecen las piezas en tres o cuatro veces su valor, por el riesgo que corren las empresas que se atreven a vendérnoslas, y además la demora que ocasiona importarlas por un camino tortuoso y largo. El desarrollo del Doppler se vio demorado hasta el 2012 por la dificultad para traer determinados componentes necesarios para su fabricación. No obstante, Cuba comparte la información con el resto de los países”.

Toda la información de los radares meteorológicos llega al CN en formato de datos primarios y se procesa para generar las imágenes que en caso de situaciones especiales se ven por la televisión. Normalmente no se publican los datos a no ser que los fenómenos meteorológicos hayan sido bien captados.

“La información de los radares meteorológicos se envía a los distintos usuarios que son fundamentalmente el Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, nuestro usuario principal, a los grupos de meteorología y de pronósticos de las 14 provincias que tienen centros meteorológicos, a sitios predeterminados para uso de los países vecinos, y a las redes sociales”.

En el sistema trabajan más de 100 personas, que laboran desde los radares en las distintas áreas. Un grupo atiende toda la automática de los radares; otro la radio electrónica, transmisores y receptores, otro se dedica a la meteorología de radares, miran la cuantiosa información de los equipos y la convierten en avisos oportunos sobre la situación del tiempo y explicaciones detalladas sobre lo que está sucediendo en el territorio; y, por último, uno que se dedica a la parte informática.

“Gracias al accionar sostenido por el grupo, Cuba exhibe una inusual independencia tecnológica de cualquier fabricante de radares, y mantiene los suyos con componentes de amplio uso en la industria y provenientes de múltiples fabricantes y proveedores para eludir el bloqueo de Estados Unidos y lo logra basado en la innovación tecnológica”.

Esta proeza y dedicación habla del empeño de los radaristas cubanos (y de un país donde la ciencia y la tecnología son prioridad), los hombres y mujeres que hicieron realidad dos sueños de Fidel, y se mantienen, con más canas y nuevos bríos, día a día, en la labor de vigilantes desde tierra.