Elena Rivero Bejerano es licenciada en Enfermería desde 1989. Ha cumplido dos misiones internacionalistas en Venezuela pero no fue hasta este año que se convirtió en miembro de la Brigada Henry Reeves. Precisamente se alistaba para salir del país a colaborar en el control de la pandemia cuando le informaron la necesidad de su aporte en la nación. Ese devino su estreno.
A 16 años de creado el Contingente Internacional Henry Reeve, algunas de sus brigadas cumplen una de sus mayores misiones. Aunque pensado para brindar ayuda humanitaria a poblaciones de otros países víctimas de desastres naturales y epidemias, hoy sus miembros son conscientes de que aquí se necesitan más.
La primera parada de esta camagüeyana fue en Matanzas. “Llegué el 7 de julio y desde ese día nos pusimos en función de batallar contra las consecuencias de las indisciplinas y la variante Delta del nuevo coronavirus. La acogida por parte de los colegas fue excelente, en ellos nos apoyamos desde el inicio hasta conocer las características de la situación y a partir de ese momento fuimos un gran equipo.
“Los días transcurrían muy cargados de tareas, trabajábamos 24 horas y recesábamos 48, pero cuando me necesitaban me vestía de nuevo y casi sin descansar volvía. Nos concentramos en conversar con la población, explicarles por el momento que transitaba el país en cuanto a insumos y medicamentos y hacerles entender lo importante de cuidarse. No fue fácil pero se logró, hoy lo vemos en los partes de las 9:00 a.m.”.
El 19 de agosto partió Elena para la provincia de Holguín y durante todo un mes regresaron las noches sin dormir, las preocupaciones por la gravedad de los pacientes y el cansancio. “Nada de eso importa cuando formas parte de algo bueno. Trabajar en tu tierra requiere ser más abnegados y comprometidos. Esto no quiere decir que en otros países no lo seamos, pero lo de uno es lo de uno”.
Me dijo a través de WhatsApp que nunca se ha despojado de la posibilidad de contagiarse, que ese miedo siempre está allí. Por experiencia sabe que si cumple al detalle con las medidas de protección el riego disminuye. Sin embargo “hay algo más grande que te impulsa, que no te detiene y es que muchos dependen de ti. Saberlo es suficiente”.
Ya Elena está de vuelta en su Camagüey. En el consultorio No. 3 del policlínico José Martí cumple ahora su nueva misión.