La razón estriba en un conflicto que involucra a los dos equipos que concluyeron igualados en la parte superior de la tabla de posiciones: el de la ciudad capital y del municipio de Florida, con 28 puntos y paridad de resultados en sus compromisos particulares.

El enrevesado sistema de desempate establecido para el calendario y la falta de comunicación --ese problema tan habitual entre nosotros-- han dejado la puerta abierta a la inconformidad de los floridanos (que defienden el derecho a llevarse la copa a sus predios), y al cuestionamiento de la lid.

No ha sido un asunto de un día. Con anterioridad, desde este espacio digital y desde otros medios, la prensa local alertó sobre la falta de información que rodeaba al “Provincial” y la necesidad de que se formalizara un evento que por momentos parecía ser clandestino.

Aquellos vientos han traído estas tempestades. Ahora, al margen de la decisión que tomen las autoridades deportivas, entre muchos de los implicados en este asunto quedarán la duda y la inconformidad, precisamente lo que en principio se debió haber tratado de evitar: el malestar de quienes sobre el terreno dan lo mejor de sí en pos del espectáculo... y de los que desde las gradas van en cada jornada a apoyarlos.

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