CAMAGÜEY.- El próximo 3 de mayo se realizarán las elecciones generales en Bolivia, para las cuales el Movimiento al Socialismo (MAS) ya designó sus candidatos. Al cargo de presidente aspirará Luis Arce, exministro de Economía y como vicepresidente David Choquehuanca, excanciller.
La fórmula del MAS, que trata conjugar los intereses de la clase media y los de los sectores populares, fue dada a conocer el pasado 19 de enero en una conferencia de prensa por el presidente constitucional de Bolivia, Evo Morales, en Argentina, donde se encuentra asilado después del golpe de Estado que lo obligó a renunciar y a refugiarse en la embajada mexicana, nación que lo recibió inicialmente.
A raíz del lanzamiento de la convocatoria a elecciones por el Tribunal Supremo Electoral, las fuerzas del MAS, lideradas por Evo Morales, han realizado una labor de reagrupamiento con vista a los comicios y para hacer frente a los actos terroristas del gobierno de facto de Jeanine Añez que ha desatado una encarnizada persecución de sus miembros, al tiempo que desarrolla una violenta represión de los movimientos sociales y las protestas populares contra el régimen dictatorial.
Las organizaciones de Derechos Humanos han denunciado reiteradamente la militarización de las ciudades, el uso masivo de las torturas, de los asesinatos selectivos, de las amenazas de muerte, de linchamientos, y en particular el asedio a las sedes diplomáticas, particularmente a la de México, donde se encuentran refugiados varios funcionarios del anterior Gobierno Constitucional, contra los que han librado orden de captura por un supuesto delito de sedición para negarles el salvoconducto para salir del país.
No escaparon a las acciones represivas los medios de difusión y numerosos trabajadores de la prensa mediante la clausura de 53 emisoras comunitarias, la expulsión de televisoras como Telesur, detenciones arbitrarias y despidos de los órganos afectos al Gobierno, además de que no son pocos los periodistas que han engrosado las filas de alrededor de mil muertos y desaparecidos ocasionados por la policía y los paramilitares llamados “cívicos” después del golpe de Estado auspiciado por el Gobierno de los Estados Unidos con la complicidad de la OEA.
En medio de este panorama adverso para las fuerzas progresistas es que se efectuarán las elecciones presidenciales en la Multinacional Bolivia, cuya fecha de constitución se celebra por estos días, y en las que aún se desconoce si los resultados, en el caso de que sean favorables al MAS, como auguran las más recientes encuestas que adjudican al Partido de Evo el 20,7 de los votos y al de Jeanine Añez un 15,7, y al tercer candidato Carlos Mesa, un 13,8, van a ser respetados por el gobierno de facto.
Por lo tanto, aunque algunos se aventuran a pronosticar que los golpistas no renunciaran a continuar en el poder, dejación que no ha ocurrido hasta ahora en ocasiones similares, lo cierto es que habrá que esperar a pronunciamientos o hechos que les den la razón o demuestren que estaban equivocados.
Por otra parte, como se nota, la ventaja del MAS sobre la autoproclamada presidenta Jeanine en las intenciones de votos no es tan amplia, por lo que si hubiera una segunda vuelta se da por seguro que la derecha estrechará filas para que su candidato, de los siete ya inscriptos y de los que podrían aumentar hasta el 3 de febrero en el que cierra este período, salga victorioso.
Por lo pronto habrá que esperar al 3 de mayo para conocer el desenlace de la situación actual en que viven los bolivianos, si este no se produce antes de llegar a dicha fecha.