ARTEMISA.- Por supuesto que resulta viable cultivar soya en Cuba; lo demuestra con creces desde hace tres años el campesino Julián Leal Muñoz en la finca Santa Ana, perteneciente a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Frank País, en Güira de Melena, al sur de Artemisa.

En la última campaña el rendimiento fue de 1,5 toneladas (t) por hectárea (ha), declaró a la ACN este productor, adepto a probar en sus tierras variedades logradas por los institutos de Investigaciones de Granos (IIG) y de Viandas Tropicales (INIVIT), así como el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).

Cada quintal rindió casi 5,5 litros de aceite de soya, sostuvo, lo cual propició unos 280 litros en la campaña de 2022, que se emplearon principalmente para el consumo de la finca y de los trabajadores.

Leal Muñoz elogió los beneficios de la soya en la alimentación animal, sobre todo para los cerdos de capa oscura que multiplica en su finca, además del aceite y el beneficio a los suelos.

Destacó cuánto nitrógeno deja a la tierra esa leguminosa, favorable para la rotación de cultivos en próximas campañas.

El apego de este labrador a los frutos de la ciencia, y su consiguiente éxito productivo, le deparó acceso a equipamiento mediante el proyecto Bases Ambientales para la Sostenibilidad Alimentaria Local (BASAL), que impulsa en Cuba el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.  

Intenta sacarle el máximo provecho a 20 ha, siempre cubiertas de hortalizas, viandas y granos. Se atreve con el sorgo, cultivo no tradicional en Cuba. Insiste en producir maíz para alimento animal. Y defiende la soya como estrategia para la soberanía alimentaria y nutricional del país.

Según ponencia presentada por el Doctor en Ciencias Rodobaldo Ortiz Pérez, en reunión de expertos sobre el tema, una t de ese grano genera hasta 500 kilogramos (kg) de harina con un 25 por ciento de proteína, equivalentes a 120 kg de proteína neta por ha, donde se obtengan rendimientos adecuados.

Producirlo cobra notable importancia, pues, entre 2014 y 2018, el Estado cubano pagó más de mil  400 millones de dólares por la compra de tortas, aceites y granos de soya y, según el sitio especializado Chicago Board Trade (CBOT), el 18 de agosto ya el precio de la tonelada de soya ascendía a 501,74 dólares.