LA HABANA.- La temporada ciclónica en el área geográfica del océano Atlántico tropical, incluido el Golfo de México y el mar Caribe, comienza a calentarse durante el octavo mes del año y por segunda ocasión consecutiva su enfrentamiento debe estar atemperado a la pandemia de la COVID-19, que acecha y mata desde marzo de 2020.

Un hecho demostrativo es que se intensifica su aparición en el transcurso de la segunda quincena de agosto que, en unión de la primera de septiembre, constituye el período de máxima actividad del semestre peligroso desde el punto de vista hdrometeorológico, del primero de junio al 30 de noviembre.

Tanto es así que en septiembre de 2002 y agosto de 2004 ocurrieron ocho en total, lo que constituyó el récord mensual de más ciclones que reciben su nombre cando rebasan la fase de tormenta tropical, de acuerdo con historiadores de la avezada meteorología cubana.

Sin embargo, en el caso de Cuba, agosto es el tercer mes de mayor peligro de azote de un ciclón tropical, después de octubre y septiembre, cuando suelen estar acompañados por una extensa área de nublados con chubascos, lluvias, tormentas eléctricas y hasta tornados.

Una lista de los más significativos huracanes que impactaron en agosto el país en el curso de este siglo contempla en 2004 el Charley, cuyo centro penetró en tierra firme por la costa sur de la entonces provincia de La Habana en la madrugada del día 13, con categoría 3 en la escala Saffir-Simpson, con vientos máximos sostenidos de 180 kilómetros por hora y rachas superiores a los 200 km/h.

Además, en 2008 Gustav, de categoría 4, que el 30 de agosto de 2008 atravesó la porción oeste de la Isla de la Juventud y luego tocó suelo de Pinar del Río por un punto de la costa sur del municipio de Los Palacios, donde provocó cuantiosos daños materiales.

Entonces, la estación meteorológica de Paso Real de San Diego registró una impresionante racha de 340 kilómetros por hora, la más alta velocidad del viento medida de manera oficial en archipiélago.

Por su naturaleza sumamente fuertes, engrosaron la lista Camille en 1969, Allen en 1980, Andrew en 1992 (devastó zonas del sur de la Florida), y Katrina en 2005, que ocasionó un desastre de gran magnitud en la ciudad estadounidense de Nueva Orleans.

Por fortuna, Cuba es una de las pocas naciones de la región que elabora sus propios pronósticos para el actual período ciclónico, los cuales están a cargo de los centros de Pronósticos, de conjunto con el del Clima, ambos del Instituto de Meteorología (INSMET), perteneciente a la Agencia de Medio Ambiente, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.

Especialistas del INSMET coincidieron en calificar de activa la nueva campaña, cuando en sus meses pueden formarse unos 16 ciclones tropicales en el Atlántico Norte, la mitad de los cuales pueden alcanzar la categoría de huracán.

Predijeron que en el caso de esos organismos tropicales, 10 pueden organizarse en el área oceánica del Atlántico, tres en el Caribe y similar cantidad en el Golfo de México.

Consideraron que son de 60 a 70 por ciento, las probabilidades de que se origine e intensifique al menos un huracán en el Caribe y de que uno de procedencia atlántica penetre en la zona caribeña, por lo que es de un 85 por ciento el peligro de que Cuba sea impactada como mínimo por un ciclón tropical durante esta próxima temporada.

 

Según el listado aprobado por el Comité de Huracanes de la Región IV de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), a la cual Cuba pertenece, sus nombres son Ana, Bill, Claudette, Danny, Elsa, Fred, Grace, Henri, Ida, Julián, Kate, Larry, Mindy, Nicholas, Odette, Peter, Rose, Sam, Teresa, Víctor y Wanda.

Los ciclones tropicales reciben denominación una vez alcanzada la fase de tormenta tropical (de 63 a 118 kilómetros por hora).

Por sus vientos máximos sostenidos promediados en un minuto, se clasifican en depresión tropical, cuando son inferiores a 63 kilómetros por hora; tormenta tropical de 63 a 118, y huracanes si son iguales o superiores a los 119.

En el caso específico de los huracanes, la escala Saffir-Simpson los divide en cinco categorías.

La primera incluye a los que tienen vientos máximos sostenidos de 119 a 153 km/h; la segunda de 154 a 177; la tercera de 178 y 208; la cuarta de 209 a 251 y la quinta a partir de los 252 km/h, mientras de la tercera en adelante reciben la denominación de huracanes de gran intensidad.