LA HABANA.- La marcada tranquilidad ciclónica imperante en el Atlántico tropical se debe a la considerable presencia de nubes de polvo del Sahara sobre esta área geográfico.
El doctor Eugenio Mojena López, asesor del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, indicó que esos nublados aportan aire muy caliente y seco, con valores mínimos de humedad relativa, condición que inhibe de manera significativa el surgimiento e intensificación de los ciclones tropicales.
Las nubes de polvo incrementan la cizalladura vertical del viento en las altas capas de la atmósfera, factor que impide a cualquier sistema tropical en desarrollo concentrar la energía requerida para su formación y gradual fortalecimiento, aseveró.
Dio a conocer que en julio y lo que va de agosto hubo abundante cantidad de polvo del Sahara en la zona comprendida entre los 10 y 20 grados de latitud norte, y los 20 y 60 grados de longitud oeste (la zona de máxima actividad ciclónica en el Atlántico tropical), algo que viene observándose con frecuencia en los últimos tiempos.
Pero ya en los próximos días su influencia debe comenzar a disminuir paulatinamente en toda nuestra área geográfica de interés, que incluye también al golfo de México y al mar Caribe, por tanto, la ″calma ciclónica″ imperante puede terminar.
Hasta la fecha se han formado solo dos organismos con nombre: la tormenta subtropical Andrea en mayo (antes del inicio oficial de la temporada), y la tormenta tropical Barry en julio, la cual llegó a alcanzar la categoría de huracán poco antes de penetrar en tierra por la costa del estado norteamericano de Lousiana.