CAMAGÜEY.- Dos kilómetros separan la Plaza de los Trabajadores de la Plaza de la Caridad en Camagüey. Dos kilómetros recorrieron, en su mayoría, jóvenes camagüeyanos integrantes de la Federación Estudiantil Universitaria y la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, acompañados de las máximas autoridades de la provincia.
Mientras estaba en el lugar escuché decir que la marcha es de las tradiciones universitarias más bonitas; marcha que se ha reedita cada año, tomando como ejemplo a un grupo de jóvenes que no dejaron morir al Apóstol en el año de su centenario mientras Cuba vivía uno de los escenarios más dramáticos y tensos de su historia.
Así también lo viví cuando, aún en la Universidad, debía preparar mi antorcha. Siempre queremos que esta sea la mejor, que se mantenga encendida por un tiempo más prolongado.
Entonces hay antorchas de muchos tipos. Pequeñas, grandes, con adornos, de latas de cerveza o de refresco. Algunos las preparan, otros la dejan a creación de cualquier familiar en casa o prefieren hacerlas juntos.
Lo cierto es que ayer llenaron las calles camagüeyanas. Lo cierto es que encender esa llama en medio de oscuridades cotidianas nos acerca a un Martí que soñó con esta nación libre y a ello dedicó sus esfuerzos, nos acerca a una generación de universitarios que en 1953 honraron su pensamiento y acción.
Esta vez, la mayoría también eran jóvenes, esos que serán los futuros médicos, ingenieros, mecánicos, dirigentes de este país que se reconstruye cada día.
Allí estaba también el Comandante Guillermo García Frías, el primer campesino que se incorporó al Ejército Rebelde. Allí estuvo, firme, con sus piernas tal vez cansadas, pero firme. Allí se mezcló la generación de la Sierra Maestra, la generación que vivió el Período Especial desde la Universidad y que hoy son líderes de nuestro pueblo, y la generación que actualmente se enfrenta a un escenario complejo y lleno de retos.
Quizás nuestras antorchas se parecen a lo que somos. Hacemos nuestro camino con esa luz propia, con esa llama a veces más o menos prendida. Caminamos, intentando que no se nos se apague. Esa es nuestra Cuba y esa es nuestra gente.