SIBANICÚ, CAMAGÜEY.- Cuba es reconocida como la tierra del mejor tabaco del mundo. Aquí la naturaleza ha logrado la combinación perfecta y única de suelo y clima, que unido a la selección cuidadosa de las variedades, las habilidades, el amor, esfuerzo, sacrificio de sus trabajadores la hacen merecedora de dicho calificativo.

La industria tabacalera cubana ha mantenido una tradición que se transmite por generaciones y que constituye una herencia legada por nuestro tronco ancestral aborigen de los indios taínos. Así lo demuestran los resultados de la Unidad Empresarial de Base Producción de Tabaco Torcido de Consumo Nacional Hatuey, en el municipio de Sibanicú.

“Los trabajadores están comprometidos con la economía nacional y territorial esforzándose por alcanzar su plan de producción y lograr la exportación, lo que se ha visto afectado por la actual situación epidemiológica que enfrenta el país por el impacto de la COVID-19”, afirmó Luis Enrique García Morales, director de la fábrica.

TORCEDORES EN TIEMPOS DE PANDEMIA

En circunstancias como las actuales resulta de vital importancia la búsqueda de alternativas encaminadas a elevar los índices productivos.

Con la premisa de que las normas constituyen lo más importante, los torcedores del territorio saben que en ellos recae gran parte de la responsabilidad de esculpir los afamados tabacos con destreza, calidad y el amor que sale de sus manos. Si agotadora y minuciosa es la faena de los vegueros, en el tacto y vista de los tabaqueros está la esencia para la confección final del producto.

Para tal empeño cuentan con habilidades y sabiduría en el trabajo, y cumplen en cada jornada con las medidas sanitarias para evitar que se detengan las actividades y aportar todos los ingresos posibles a la economía del país.

Además, para lograr los indicadores planificados, la dirección de la entidad, de conjunto con los trabajadores, establece la entrada más temprano en la fábrica para la realización de lo que denominan maratones productivos.

“Ello facilitó mantener los ritmos de elaboración y culminar el año 2020 con buenos resultados, a pesar del cumplimiento del plan solo al 96 % debido a los efectos provocados por la pandemia en el torcido de tabacos y el anillado”, continuó García Morales.

CAMINO A LA EXPORTACIÓN

Este colectivo de 99 mujeres y hombres curtidos se preparan para la exportación.

“Aunque resulta algo nuevo para quienes laboramos en esta tabaquería, nos hemos preparado a través de diferentes cursos de capacitación con el compromiso de entregar un producto con mayor calidad”, afirmó Yosdel Riverón Olazábal, destacado torcedor.

Entre las acciones sobresalen la implantación de un sistema de gestión acorde con las normas establecidas, uno de los factores que proporcionará registros positivos en la comercialización y acabado del producto, con la visión de satisfacer la demanda con tecnología manual, sin daños al medio ambiente.

En ese sentido, la perspectiva para el 2021 es sumar al millón 905 000 tabacos para el consumo nacional, la torcedura de 160 700 unidades de vitola Breva y 425 500 de vitola Petti cazador, ambas con miras a la exportación.