VERTIENTES, CAMAGÜEY- Los boyeros, junto a sus yuntas, arados y carretas forman parte de las costumbres de los guajiros cubanos. El empleo de la tracción animal para el laboreo de la tierra es un oficio antiquísimo, necesario, que se convierte en imprescindible en momentos de carencias de combustibles o equipos mecanizados, como los que vivimos actualmente.
Con el objetivo de rescatar esta tradición campesina e incentivarla como alternativa para garantizar la producción de alimentos, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en la provincia impulsa la realización de encuentros de boyeros en los 13 municipios del territorio. Este 23 de septiembre ocurrió el último en el municipio Vertientes, el cual tuvo además carácter provincial.
En la finca La Victoria, ubicada en la comunidad de Los Ángeles, y perteneciente a la cooperativa de créditos y servicios (CCS) Niceto Pérez, se midieron habilidades de enyugue y la calidad y rapidez con que los participantes emplearon el arado. La iniciativa en opinión de los presentes es válida, aunque perfectible.
Osmani Coralde Martínez, es trabajador de la CPA 20 Aniversario y boyero durante 4 años .
Uno de los ganadores fue Osmani Coralde Martínez, trabajador de la cooperativa de producción agropecuaria (CPA) 20 Aniversario y quien por poco más de cuatro años ha asumido por empleo el ser boyero.
“A Palomo y a Canelo (los bueyes), ya los cogí siendo una yunta. Pero rápido pude entenderme con ellos. Para esta profesión se necesita conocer muy bien a los animales y comunicarse con ellos. También hace falta mucha paciencia. Este trabajo tan importante en el campo casi se pierde. Lástima, porque resuelven muchos problemas y hoy debería incrementarse más”.
Anastasio Domínguez González, campesino de la CCS Niceto Pérez y boyero durante más de 8 años.
El otro vencedor fue Anastasio Domínguez González, campesino de la Niceto Pérez, quien ya no imagina su finca, ni su vida sin Parrandero y Bailador.
“Mi yunta la hice yo mismo. Había pedido un pedazo de tierra y pasaba mucho trabajo para prepararla y para todo. Un día me cansé de caerles atrás a los tractores y dije: ‘yo tengo que hacerme de mis animales’. Con ellos rompo la tierra, surco, cultivo. Tengo muchos implementos construidos por mí como la peineta o la triple pala. Los fabrico con discos de picadora viejos. Yo no guataqueo, todo lo hago con ellos. Hasta me sirven de medio de transporte. El buey tiene muchas ventajas y una es que si cae un chubasco, el tractor no puede trabajar porque te aprieta la tierra y te estropea el cultivo, pero ellos no. Además no usan petróleo ni gasolina, solo un pedazo de soga y comida. Eso sí, mucha atención”.
La utilización de la tracción animal para el laboreo de la tierra ha probado ser una opción viable, principalmente en las fincas de pequeñas dimensiones. Constituye además una práctica agroecológica amigable con el medio ambiente. En la provincia se cuenta con más de 3 000 yuntas y hay 300 aproximadamente en formación. Aunque la cifra se ha incrementado en los últimos años, está lejos de las necesidades de estos animales en el ámbito rural.