CAMAGÜEY.- Trabajadores de la Unidad Empresarial de Base Lácteos, del municipio de Florida, y la Unidad Empresarial de Base Industrias Locales, de Santa Cruz del Sur, se empeñan en su quehacer para multiplicar las producciones.
Según reporte de Radio Florida, esa entidad local es considerada como la mejor de su tipo en la provincia de Camagüey y hoy no solo se encarga de garantizar el suministro de leche a los consumidores del territorio, sino que incrementa elaboraciones de alta demanda como helados, yogurt y batidos a partir del empleo de fórmulas y materias primas que sustituyen importaciones.
También fue autorizada recientemente para producir la mayor cantidad de helado posible en la planta ubicada en esos predios, con lo cual se elevará su presencia en la unidad gastronómica Coppelia y en otros puntos de la provincia agramontina.
Entre los propósitos a corto y mediano plazo la empresa floridana destaca la propuesta de incluir en sus planes la fabricación de quesos, como una respuesta más a la demanda ministerial de poner la industria al servicio de las necesidades del país.
Asimismo, en Santa Cruz del Sur, con más de un siglo de vida, las tres máquinas de la imprenta municipal, perteneciente a la Unidad Empresarial de Base Industrias Locales, no se detienen en la confección de conduces, tarjetas de entrada y salida, submayor de inventarios, documentos para el control interno, transferencias entre almacenes y otros a solicitud de las empresas; además de blog de notas, agendas y libretas.
Según la página web de la emisora municipal pudieran formar parte de los objetos que exhibe en sus salas el Museo territorial, sin embargo, aunque ruidosas en su funcionamiento, se mantienen activas y aun les queda vasta utilidad.
“Estos equipos de fabricación norteamericana requieren ser engrasados con frecuencia; esa asistencia permite que las dos impresoras y la guillotina estén como el primer día de explotación”, comentó Rafael Guerra Montero, quien acumula treinta años de labor en el inmueble, hace algún tiempo reconstruido.
Por su parte, al joven Miguel Castellanos Solano no le es penoso trabajar en aparatos que ya en el mundo fueron a parar hace mucho rato al rincón del olvido.
Foto: Tomada de Radio Santa Cruz
“Me gusta lo que hago. Sentir el sonido de estas máquinas y cuidarlas es para mí una gran alegría, aunque hay jóvenes como yo que me critican por estar rodeado de viejos artefactos”, señaló.
El establecimiento dejó de ser privado en los primeros meses del triunfo revolucionario cubano, anterior a esta medida se imprimían allí folletos y libros de interés de las autoridades de la comarca. Luego, los impresores gráficos, que otrora eran dirigidos por la Empresa Gráfica a instancia provincial, comenzaron a prestar servicios a organismos y centros de trabajo