CAMAGÜEY.-Hace alrededor de tres meses oí, en la Casa de la Memoria, un trabajo inspirado en la visión de Martí sobre la vejez. La ponente explicó con certeza, a través de artículos martianos, la admiración y el respeto del Apóstol por aquellas personas a las que el tiempo implacable ha arrugado la piel a cambio de la valiosa experiencia.

Al final de la exposición, la joven habló de su abuela; luego lloró. Necesitamos más gestos como ese, pensé. La oportunidad para multiplicar sensibilidades sobre los que peinan canas puede surgir del proyecto constitucional que, en la actualidad, se debate en toda la nación.

Cuba es un país envejecido y desde hace mucho, hay una marcada tendencia para que ese indicador continúe su crecimiento. Factores decisivos como la baja natalidad, la mortalidad y las migraciones al exterior han propiciado que al concluir el 2017, la cantidad de personas con 60 años o más, representre un 20,1 % del total de la población.

En el caso de nuestra provincia, cuenta con un 20, 39 % de ciudadanos con seis décadas o que la han rebasado y son los municipios de Guáimaro, Camagüey y Florida los de más habitantes de la tercera edad.

Según estadísticas del departamento provincial de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades, en el 2025 se prevé que el número de camagüeyanos con 60 o más años, supere los 200 000. En el camino a esa fecha todavía hay muchos detalles por materializar dentro de esta noble labor, entre ellos el aumento de las pensiones, el servicio a domicilio de trabajadores de poliservicios y de entidades similares… la responsabilidad como orgullo de la familia con el anciano.

Pequeños detalles que ofrecen más de una vertiente para continuar los debates sobre quienes han volcado sus fuerzas en la edificación de una Cuba, sobre los que, como refiriera José Martí: “son los patriarcas”, ahora devolvámosles a ellos un gesto a su altura.

DULCE PLACER

La vecina del reparto La Vigía, Marisol Pérez Martínez, se levanta a las 5:30 a.m., todos los días, para prepararles el desayuno a los dos hijos, a su esposo y a su mamá. Desde hace una década Blanca Pérez Rodríguez, de 81 años, no puede caminar sin ayuda, no ve bien y a veces olvida tomarse sus pastillas. Sin embargo, la hija se ha transformado en el andador, en los espejuelos, en la mejor alarma personal y en el lazarillo que siempre la llevará del brazo para asegurarle una vejez tranquila.

“Es poco lo que pueda hacer por ella”, expresa Marisol. Muestra una sencillez absoluta porque la atención a su madre, prácticamente, le ocupa la mayor parte de su vida. Gente de su clase parecen retratadas por nuestro Héroe Nacional cuando dijo: “No hay cosa más bella que amar a los ancianos; el respeto es un dulcísimo placer”.

Como Pérez Martínez existen ejemplos incontables, aunque también abundan quienes observan en los adultos un problema, una carga más, una molestia advenediza y ajena que perturba la “paz”. Y buscan la posibilidad, por cualquier medio, de “quitarse al viejo de encima”. Para proteger y contrarrestar tales conjeturas, el Proyecto de Constitución de la República de Cuba, dentro del Artículo 70, de los Derechos Sociales, Económicos y Culturales adiciona que, además del deber de los padres de cuidar a sus hijos, estos últimos “están obligados a respetar y atender a sus padres”.

 

 

VETERANOS GLORIOSOS

A tono con esas responsabilidades familiares, tan necesarias en una sociedad configurada en el molde de un sistema socialista y humanitario, la especialista del departamento provincial de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades y del programa educativo vinculado al adulto mayor, Lily Gómez López, comentó: “La tolerancia, el escuchar con amabilidad y el colocarse en la posición del anciano son claves para una convivencia más llevadera. También es esencial educar a los niños en el trato cordial hacia los abuelos porque, como una esponja, ellos absorberán las actitudes que replicarán en el futuro”.

Si la Patria olvidara a los hombres de la tercera edad, todo estaría perdido. Si quedara detrás la delicadeza de venerar a quienes “la vida llevaron a cuestas, y la sacaron a la orilla”, como escribiera El Maestro, los esfuerzos después de casi 60 años de Revolución serían en vano. Para proteger a ese sector nuestro Gobierno ha implementado diversas estrategias en su beneficio y que apuntalan propuestas de reforma de la Carta Magna como la del Artículo 73.

“Para brindarles un servicio a los adultos desamparados la región posee 13 hogares de ancianos con 1 142 capacidades y, como otra alternativa, existen las estancias diurnas en las casas de abuelos, con 915 plazas. En cada uno de esos sitios se les brinda la atención médica precisa, se les establece una dieta alimenticia de acuerdo con sus padecimientos y disfrutan de variadas propuestas recreativas. En el territorio hay 155 582 personas que tienen 60 años o más y las posibilidades reales de alojamiento representan una ínfima parte de esa cifra”, agregó Gómez López.

 

FAMILIA EN LA CASA

¿Con cuántos combatientes de la lucha clandestina, del Ejército Rebelde, de las misiones internacionalistas en Angola o Etiopía nos cruzaremos día a día? ¿Qué historias tejerán el obrero, el maestro, el cocinero o la ama de casa que, bajo el signo del anonimato, ayudaron a levantar un país? Entre esa sucesión de rostros gastados por el calendario está el de José Moré Arias, asistente de la casa de abuelos Amalia Simoni, ubicada en el reparto Garrido.

La soledad, los problemas personales y la búsqueda de una solución para el estrés que minaba su salud, lo condujeron hasta su nueva segunda morada. “Aquí he creado una familia. La atención del personal es excelente y lo que no pueden solucionar con una pastilla lo hacen con buen trato. Al principio tenía mis dudas de si quedarme o no, pero después los días se convirtieron semanas y las semanas en cuatro meses. Tenemos una alimentación bastante nutritiva y opciones de entretenimiento como el juego de dominó y las visitas a parajes históricos”.

José, quien fuera en su momento chofer, mecánico y un diestro operador de alzadora en el complejo agroindustrial Brasil, descansa, seguro, en su asiento habitual. Propician también ese estado de ánimo, el acertado engranaje de instituciones como la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) y el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder), que ha creado programas para ejercitarlos física y mentalmente.

Otra de las acciones implementadas por el Estado, que favorecen a los que transitan por la tercera edad, es el Sistema de Atención a la Familia (SAF). Este posibilita la venta de tres comidas al día, por un precio mínimo, a las personas con bajos ingresos, deviene una clara respuesta al Artículo 81 del proyecto constitucional, sobre la asistencia social a las personas con pocos recursos económicos.