De pronto un estruendo de ametralladoras lo estremeció todo; el silencio se hizo dueño de cada rincón de la ciudad santiaguera como una demostración de condena ante lo que se sabía de antemano era un nuevo crimen de la tiranía de Fulgencio Batista.

América lo supo sin que se lo dijeran:¡ Mataron a Frank!

La noticia corrió de un extremo a otro de Santiago de Cuba.

En la esquina que forman el estrecho callejón del Muro y la calle San Germán, ante la vista de todos y en pleno atardecer del 30 de julio de 1957, el Jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio era vilmente asesinado.

Un genuino héroe popular

Con posterioridad al levantamiento armado de Santiago de Cuba el 30 de noviembre de 1956, y al desembarco del Granma, Frank país se vio precisado a pasar al clandestinaje, producto de las constantes persecuciones a que estaba sometido, como resultado de su actividad contra el régimen.

Ya para entonces, y en poco tiempo, había superado importantes etapas de maduración política, desde dirigente estudiantil hasta jefe de la lucha en el llano.

A pesar de los 23 años con que contaba al morir, gozaba de un gran prestigio ganado sobre la base de la audacia y el valor ilimitados, capacidad organizativa, sensibilidad humana, firmeza de convicciones.

En los primeros momentos de su incorporación a la lucha armada se relacionó con varios de los asaltantes al Cuartel Moncada que cumplían condenas en la cárcel de Puerto Boniato; posteriormente viajó a México donde conoció a Fidel Castro, quien le encomendó la misión de apoyar el desembarco de los expedicionarios del Granma, previsto para el 30 de noviembre, pero que por las inclemencias del tiempo no pudieron llegar hasta las costas orientales el 2 de diciembre de 1956.

Con posterioridad mantuvo contacto y visitó al Máximo Líder de la Revolución en la Sierra Maestra, preparó en la ciudad a numerosos combatientes para el ejército que recién comenzaba a formarse.

"Con poco más de veinte años, - apuntaba Raúl Castro - Frank País tenía la talla de un auténtico dirigente político, la madurez de un luchador avezado, el fogueo combativo de un veterano, la tenacidad de un hombre convencido y la valentía personal de un combatiente de primera línea. Recio en los principios y organizado y exigente, de una modestia proverbial (...) era el tipo de hombre que penetra honda y definitivamente en el corazón del pueblo".

Es así como desde los primeros días del mes de julio el joven dirigente fue acosado por todos los cuerpos represivos de la dictadura, sin que por ello dejara de trabajar.

Poco después del mediodía, fuerzas policiales al mando del teniente coronel José María Salas Cañizares, esbirro connotado por sus crímenes y atropellos, iniciaron un registro en la calle San Germán.

Aunque la casa donde estaba Frank no se encontraba en el cerco, decidió abandonarla junto a su compañero de lucha Raúl Pujol, y así no comprometer a la familia que los ocultaba.

Ya en la calle Frank es reconocido por un policía que fuera antiguo compañero de estudio de la Escuela Normal, e inmediatamente son asesinados.

El suceso conmovió a la población santiaguera y al resto del país; el propio Fidel, al conocer del crimen manifestaba: "¡ Qué monstruos! No saben la inteligencia, el carácter, la integridad que han asesinado. No sospecha siquiera el pueblo de Cuba quien era Frank País, lo que había en él de grande y prometedor..."

Aquella caída fue como una especie de llama que avivó el combate, el pueblo se lanzó a las calles para demostrar franca y abiertamente su desafecto contra el tirano.

La peregrinación que acompañó al cortejo fúnebre hasta el cementerio de Santa Ifigenia, constituyó una de las más grandes manifestaciones de duelo que recuerde la historia de la República neocolonial.

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